viernes, 11 de febrero de 2011

El desayuno de Malasombra

   Sonó el despertador en la habitación de uno de mis ayudantes. Su única misión consiste en preparar una carga explosiva, colocarla en un cañón, de los innumerables que hay en mi castillo, y dispararlo. El estruendoso cañonazo es mi despertador partícular. Podría tener uno convencional, pero soy así de extravagante. Mientras me vestía decidí el desayuno que me apetecía: pulpo a la gallega. Ordené al cocinero que lo preparase, pero había un problema, sólo sabía preparar platos vegetarianos y yo odio los vegetales. Se disculpó un día más, así llevaba dos años, en los que no había cocinado nunca. Lo lógico habría sido despedirlo, pero, poder llamarle maldito comehierbas, me compensaba porque podía comenzar mi jornada de mal humor.
   De todas formas seguía teniendo hambre. Consulté a un grupo de biólogos y me informaron que los pulpos se encuentran en el mar, en acuarios. Ya lo sabía, pero me gusta tener asesores de todo tipo para hacerme el importante. Por supuesto, la pescadería estaba descartada por ser una opción demasiado fácil.
   Mi flota marítima estaba en dique seco, había castigado a un ,marinero a pintar mis barcos con un pincel, llevaba seis meses en ello, y no me parece decente levantar un castigo y mucho menos después de la grave infracción que cometió: Navegando por los mares del sur, suspiró y se atrevió a decir con voz melancólica: ¡Qué bonito! Sólo me quedaba el acuario.
   Opté por uno y hacia él me dirigí con la intención de cazarlo por mí mismo. Al llegar, soborné a los responsables del acuario para que me dejasen solo y me dispuse a entrar en el tanque de agua para consumar la caza del octópodo. Ya estaba en el agua y con la presa enfilada en mi arpón, entonces vi algo que me hizo desistir del ataque: Un tiburón tigre perseguía a un pez con culinarias intenciones, la cara del pez me resultaba familiar y decidí ayudarlo. Nadé hasta el escualo y lo agarré por la cola, se revolvió y me lanzó una dentellada, me alcanzó ligeramente, pero nada grave. Pude rehacerme y me puse cara a cara, al mirarme a los ojos comprendió que era más poderoso y despiadado que él, huyó despavorido y ahora creo que está en tratamiento psiquiátrico.
   El pez al que había salvado resultó ser un besugo, se acercó a mí como si fuese un perrito y decidí adoptarlo como mascota. Volví a mi castillo y puse mi besugo en un acuario doméstico, no dejaba de observarlo...no sabía porqué me resultaba familiar hasta que lo descubrí: Me recordaba al comandante Ackbar ( es el tipo con cara de besugo de Star Wars )
   La memoria me había jugado una mala pasada...Ackbar es de los buenos y yo pertenezco al lado oscuro.Habían pasado las horas y yo seguía teniendo hambre...el desayuno se convirtió en cena y lo que iba a ser pulpo a la gallega se transformó en besugo al horno.

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