domingo, 17 de abril de 2011

Malasombra premia a su hija

       Mientras descansaba después de una dura noche de maldades varias, sonó la melodía de la Marcha Imperial de John Willians. Es la que tenía instalada en mi teléfono móvil. Lo cogí y pregunté:
       -¿Quién osa molestarme a estas horas de la mañana?
       -Discúlpeme señor Malasombra, soy el director del colegio de su hija y he decidido expulsarla.
       -¿Qué es lo que ha hecho?
       -Es mejor que se lo cuente en persona, si pudiese usted venir le estaría agradecido.
       -De acuerdo, enseguida estoy ahí.
       Inicié el viaje hacia el colegio en uno de mis jets privados, en realidad estaba a cinco minutos de mi castillo y tardé dos horas entre despegar y aterrizar en el mismo aeropuerto, pero tengo una imagen de poderoso maligno que tengo que mantener. Llegué al colegio y al entrar en la oficina del director vi a mi niña sentada en un rincón con cara de enfado. La salude y pregunté al señor que estaba sentado:
       -¿Qué ha hecho mi hija?
       -Verá Usted, he recibido muchas quejas de los alumnos acerca del comportamiento de su hija. Pero hoy ha traspasado los límites de lo permisible y no me queda más remedio que expulsarla. Se ha dedicado a robar los almuerzos a sus compañeros y a exigir un rescate por ellos. Además a un niño que está enamorado de otra compañera le ha quitado una carta y le ha dicho que para no hacerla pública debía pagarle 20 euros. Este comportamiento es intolerable.
       -Después de escuchar las acusaciones del director me dirigí a mi hija Leia, le había puesto ese nombre para tener algo más en común con mi maestro Lord Vader, y le pregunté:
       -Leia, ¿es cierto lo que dice este señor?
       -Sí papá, no tengo excusas, dice la verdad.
       Me conmovió la franqueza de mi hija, pero sobre todo, me hizó sentir orgulloso. La estaba criando bien y estaba poniendo en práctica mis enseñanzas. No pude evitar que una lágrima se deslizase por mi mejilla. Orgullo de padre, creo que se llama así ese sentimiento. Le ofrecí mi mano y salimos de allí. Una vez fuera del despacho me preguntó:
       -Papá, ¿dónde voy a estudiar ahora?
       -No te preocupes hija mía, este colegio es privado. Voy a comprarlo y echaré al director a la calle, además de arruinar su vida académica, me aseguraré de que no vuelva a trabajar en la docencia nunca más.
       -Gracias Papá, sabía que podía contar contigo.
       -Y eso no es todo, por extorsionar a tus compañeros e iniciarte en el noble arte del chantaje te mereces un regalo. Pídeme lo que quieras.
       -Me gustaría tener una serpiente para asustar a mis amiguitas.
       -Cuenta con ella-dije mientras levantaba la cabeza orgulloso de aquella niña, que sin duda seguiría mis pasos.

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