jueves, 2 de febrero de 2012

El misterio de la Gioconda "gemela"


   Después de mi sabotaje en Londres me apetecía otro viaje, pero esta vez en el tiempo. Me senté en mi máquina y la puse en marcha. Debía elegir una época. Dos jubilados estaban mirándome mover la ruleta que utilizo para marcar el año y me dejé llevar por sus comentarios:
  -Pero hombre, dale más adelante. En mis tiempos si que hacíamos las cosas bien.
  -¡Desde luego!- asintió el otro- este Malasombra no tiene ni idea.
  -¡Échale más agua a la masa! ¡Así no vas a ningún sitio!
  -¡Tanto no! ¡Un poco más atrás! ¡Inútil!
  Bueno, me estaba empezando a cansar y le di al botón mientras la ruleta marcaba el principio del Siglo XVI e Italia como punto de destino.
  Aparecí en un taller de pintura y allí vi a un señor con abundante barba que me miró sorprendido.
  -¿Quién es usted?-preguntó.
  -Soy el gran Malasombra, viajero del tiempo y maligno en general, ¿con quién tengo el gusto de hablar?
  -Me llamo Leonardo Da Vinci.
  -¡Hombre Leo! He oído hablar de ti. Eres un tipo famoso en mi época. Pasarás a la historia.
  -¿De verdad señor Malasombra? ¿Por qué motivo?
  -Por escribir obras de teatro como Romeo y Julieta y Macbeth-dije tratando de aguantar la risa- ya verá como en unos años comienzas a escribirlas. ¿Qué estás haciendo ahora?
  -Pues terminando de pintar un cuadro de una señora. Llevo varios años trabajando sobre este lienzo.
  -Hombre un poco lento, ¿no?. Esto lo pinto yo en una tarde.
  -Me gustaría verlo- dijo con voz retadora.
  -Vale, nos vemos después de comer, que volveré por aquí.
  -Le esperaré, aunque estoy convencido de que no lo conseguirá.
  Regresé a mi máquina del tiempo, viajé a Paris en 1911, robé el cuadro original, le hice una foto, la retoqué un poco con Potochop (ya se que no se escribé así, pero me hace gracia Potochop) y me presenté a la hora acordada, no sin antes dejar el original en la pensión de un trabajador argentino del Louvre, que, sin comerlo ni beberlo, fue acusado del famoso robo de la Gioconda. ¡Pobre!
  Le mostré "mi obra" a Leonardo y quedó impresionado.
  -Es usted un genio- comentó con admiración-
  -Pues te lo regalo. Déjalo en tu taller y haz lo que te apetezca con él.
  -Muchas gracias señor Malasombra. Me gustaría que le echase un vistazo a una máquina que he inventado para volar. Usted que viene del futuro podría decirme si funcionará.
  -Pues mira, Leo, abandona la idea. Vengo del siglo XXI y nadie ha conseguido todavía construir nada capaz de volar. Es imposible. No pierdas el tiempo con esas chorradas.
  -Tengo más cosas...
  -Lo imagino, pero debo irme. En otra ocasión.
  -Le deseo buen viaje señor Malasombra.
  -¡Gracias!
  Volví a a la actualidad dejando allí la réplica y ahora aparece en la prensa que es un descubrimiento importante. ¡Ignorantes! Por cierto, ¿os habéis fijado de que yo he tuteado a Leonardo Da Vinci y él me ha tratado siempre de usted? La explicación es sencilla: Él tiene educación y yo no.

UNA HERMANA "GEMELA" DE LA GIOCONDA
Se realizó al mismo tiempo que Leonardo pintaba su obra y conserva detalles que el original ha perdido. El Prado conservaba una copia de la «Mona Lisa» que ejecutó, probablemente, Melzi, uno de sus discípulos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario