miércoles, 23 de octubre de 2013

Las cajeras del supermercado


    Suelo hacer la compra semanal los lunes. Como soy de pueblo y vivo en uno, tengo el privilegio de poder ir al mercado de abastos y comprar fruta y verdura directamente de los agricultores.
Pero para el resto de cosas: conservas, bebidas y artículos varios recurro al supermercado . Normalmente voy a Mercadona o al Consum, que son los que tengo cerca de casa. Aquí es donde entro en un mundo desconocido y tenebroso.
 
Esas cajeras que lanzan los productos como sí estuviesen jugando a los bolos y que si no estás atento te pueden romper una mano con un bote de espárragos.
 
Esas cajeras que te miran con cara de asco si pagas con un billete grande o si te preguntan si llevas el pico y dices que no.
 
Esas cajeras que te ofrecen un producto cuatro veces y tú has dicho que no las cuatro veces, pero insisten.

Esas cajeras que te dan la bolsa...¡Ah! ¡La bolsa! Ese invento demoniaco y perverso que pone a prueba la paciencia de aquel incauto que intenta abrirla sin éxito.

Sin duda, las cajeras de supermercado pertenecen a una secta que se dedica a minar la moral de los ciudadanos. Una secta secreta que trata de dominar el mundo y que se han convertido en mis rivales en esa lucha por someter a la humanidad.
Señoras Cajeras: ¡Esto es la guerra!
Estoy dispuesto a luchar y no haré prisioneros. Malasombra vencerá en esta lid que decidirá el futuro de la vida en la tierra.

PD. Hay una cajera en el Consum, morena de pelo corto y cuerpo de infarto. Tonteo inocentemente con ella, pero si me invita a cenar a su casa, me rindo y retiro todo lo que he escrito.

Santi Malasombra

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