viernes, 29 de noviembre de 2013

Bocadillos y aceitunas

    Estoy indignado y molesto. Se están riendo de nosotros y no hacemos nada. ¡Basta ya! ¡A las barricadas! ¿Por qué no hay una guillotina cuando hace falta?

    Llego a mi guarida con la intención de hacerme un bocadillo. No lo había hecho nunca porque suelo comer animales vivos y con las manos. Bueno, el caso es que me dispuse con toda la buena voluntad del mundo a iniciar la tarea.

    Según el libro de instrucciones para hacer bocadillos que compré en EBay por 400€, el primer paso consistía en cortar un trozo de pan por la mitad y a lo largo. El instrumento recomendado para hacer esto se supone que es un cuchillo. Comienzo con el corte y no lo consigo. El cuchillo no corta. Lo intento durante más de dos horas, pero no hay forma. Mi paciencia se agota y presa de la desesperación decido intentarlo con la parte del cuchillo que tiene forma aserrada. No me preguntéis cómo ocurrió, pero milagrosamente conseguí cortar el pan en dos mitades.

    El segundo paso parecía más sencillo. Eso es lo que pensé inocentemente. Debía colocar entre las dos mitades del pan algún alimento adecuado. Entre muchas opciones opté por colocar chorizo. Os aseguró que lo intenté varias veces, pero no paraba de gritar y de decir que tenía que ir al Congreso a no se qué. Al final lo dejé marchar.

    Un oso hormiguero que pasaba por allí me comentó que podía comprar chorizo ya cortado en el supermercado. (Sí, ¿qué pasa? Había un oso hormiguero que hablaba. El que escribe soy yo y me invento lo que me da la gana).

    Volví del supermercado con el chorizo envasado y elaboré una estrategia para sacarlo del envoltorio de plástico. En un esquina ponía "Abrir aquí", pero yo no podía fiarme. Seguro que era una trampa. Coloqué el paquete en la mesa y con un hacha corté los cuatro bordes liberando así al chorizo de su prisión. (Para que no haya confusiones por este último párrafo, no soy fiscal ni juez).

   Por último puse las rodajas de chorizo entre las dos mitades del pan y cuatro horas después estaba listo para comérmelo. Me senté y abrí un bote pequeño de aceitunas. Quise desechar el líquido y volqué el bote en el fregadero, pero se cayeron todas las aceitunas. Tal vez no debería haber quitado toda la tapa o haber colocado un tenedor, por ejemplo, para que cayese el líquido y permaneciesen dentro las aceitunas.

   Y aquí es donde está la causa de mi justa indignación. ¡No os lo vais a creer! ¡Miro el bote y no hay instrucciones de como abrirlo sin perder todo el contenido!
    ¿Cómo pueden los señores que fabrican los botes de aceitunas dormir por la noche?
    ¿Es que no tienen conciencia?
    Arrieros somos y el camino nos encontraremos.
    Mi venganza será terrible y los trovadores del futuro relatarán cómo destrocé y eliminé a la infame secta de los señores que hacen botes de aceitunas sin instrucciones de uso.


 
 

martes, 26 de noviembre de 2013

A mi edad...

   Periódicamente alguien me dice que a mi edad debería sentar la cabeza, que tengo que madurar, que a veces me comporto como un crío. La mayoría lo hace con buena intención, pero para ser sincero he de decir que esos consejos caen en saco roto. También me dijo alguien una vez que tengo el Síndrome de Peter Pan. Es decir, que me niego a crecer.

   Yo me pregunto, ¿le hago daño a alguien? ¿Por qué razón no puedo comprar un sable-láser de Star Wars pensado para niños e ilusionarme?

    Tengo en casa una diana y a veces me divierto lanzando dardos. Previamente coloco una foto tamaño folio con chinchetas sobre la diana. Las suelo sacar de algún dominical o revista atrasada que veo en el bar que frecuento. Esta semana tengo una del grupo "Maná" que escuché en la radio que va a sacar un nuevo trabajo. He tenido a Bob Esponja, Bieber, muchos personajes de Disney, al Alborán ese, Coldplay, Florentino Pérez, al norcoreano que manda ahora, Kate Moss, Alex Ubago, Messi, Ronaldo...Y un larguísimo etcétera.

    Cuando en una conversación con amigos sale el cinco, por supuesto añado la rima.
Todos los años pongo un Belén y la escena del nacimiento la respeto, pero alrededor lo lleno de muñecos de plomo de Star Wars, barcos, Homer Simpson y cualquier cosa que se me ocurra (Tengo una buena colección de miniaturas y puedo elegir). Montarlo es lo único con que disfruto en Navidad
.
    Ya pasados los cuarenta, me comporto como un crío, ¿y qué?
Soy responsable en mi trabajo, pago mis impuestos y facturas, soy un ciudadano sin antecedentes penales, si una noche de juerga me paso bebiendo, dejo mi coche y llamo a un taxi.
Si no le hago daño a nadie, ¿por qué se empeñan algunos en que "siente la cabeza"?

¡Me cago en los mosquitos de cartón!

¡Largaos a vuestro mundo y dejadme tranquilo en el País de Nunca Jamás!

 ¡Soy un espejo! ¡Soy un espejo! Lo que digan, rebota y son ellos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Civismo y buenos modales

   Hay comportamientos incívicos que dejan a las claras que hay personas maleducadas y sin ningún tipo de empatía por los demás. No son más que un atajo de egoístas que solo piensan en sí mismos.

   Hoy tuve que ir a una oficina situada en una décima planta y entré en el ascensor. Estaba ocupado por dos señoras de aspecto encantador y por un señor, por llamarlo de algún modo, fumándose un puro. Resulta que todos íbamos al décimo. Se cierra la puerta y las pobres señoras comienzan a toser. Ese habitáculo cerrado y pequeño no tardó en adquirir un ambiente irrespirable. Ya no pude más y le dije al mamarracho ese:
   -¡Haz el favor, hombre! ¡Apaga el puro! ¿No ves que estás molestando?
   No obtuve ninguna respuesta. Lo único que conseguí fue una mirada de desprecio propia de un impresentable como aquel tipo.
  
   Por suerte llegamos al destino y conseguimos librarnos de aquella antorcha humana y pudimos respirar algo de aire más o menos puro. Debo aclarar que no es lo mismo aire puro que aire de un puro, aunque más que aire es humo. El humo es movido por el aire y donde hay humo hay o ha habido fuego...¡Jo! Ya me estoy dispersando en pensamientos absurdos. Voy a centrarme en el post que estoy escribiendo.

   Entro en la oficina y hago la gestión que tenía que hacer. No viene al caso, pero la gestión consistía en contratar a un señor para que cuidase mi jardín y se encargase de arrancar cualquier atisbo de vida vegetal que en él surgiese. Me relaja ver mi jardín con un manto de tierra baldía y nada más.

   Vuelvo a entrar en al ascensor y seguro que adivináis quién estaba dentro. Eso es. El mismo tipo con su puro humeante y oloroso. También entró una señora acompañada de una niña y de un carrito de bebé que estaba ocupado por un bebé. Por eso se llama carrito de bebé. Si llevase un oso hormiguero, sería un carrito de oso hormiguero.

   Presiono el botón de la planta baja, se cierran las puertas y de nuevo increpo al sujeto.
   -¿No le da vergüenza molestar de esta forma? ¿No ve que la niña está llorando por el humo y el bebé está tosiendo? ¡Maleducado! Como no apague el maldito puro se lo va a comer de un guantazo.

   He de decir que aquel tipo no parecía asustado por mis amenazas. Sonreía con una inquietante maldad. Estábamos llegando a la planta baja y busqué la complicidad en la mirada de aquella señora y sus niños. La miré y le dije:
   -Desde luego, señora, esto lo contamos y nadie se lo cree. ¡Fumarse un puro en un ascensor! ¡Qué asco!
   En ese momento, llegamos a la planta baja, se abren las puertas y la señora me dijo, antes de salir corriendo con su carrito de bebé y su niña:
   -¡Déjeme en paz! ¡No se me acerque!
   La verdad es que me quedé de piedra. Yo había tratado de ser amable y así me lo pagaba aquella mujer. Me giré hacia el tipo del puro que no había salido del ascensor todavía y le dije:
   -La culpa es tuya, asqueroso.
   Ante su desafiante y pertinaz silencio, exploté y le pegué un puñetazo en la boca.

   Entonces, al ver mi mano ensangrentada y con trozos de cristal incrustados en ella, comprendí que acababa de romper el espejo de aquel ascensor.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Si la vida te da limones...

  
 

Si la vida te da limones, haz limonada. Esta es una frase que circula por ahí. Es una forma de decir que afrontes lo que te venga y que trates de sacar lo positivo de las situaciones.
Decidí aplicarla a mi vida y ocurrieron cosas extrañas.

   En la empresa me dieron dos monos de trabajo y decidí hacer monadas. Robé un árbol , me lo lleve a la fábrica y me subí a él. Comencé a chillar y a balancearme y, al rato, apareció mi jefe con unos señores de blanco muy simpáticos que me regalaron una camisa parecida a las que usaba el gran Houdini.

   Después de unos meses en una institución mental, volví a mi vida normal. Bueno, la experiencia no acabó de convencerme, pero decidí seguir practicando aquella frase de los limones.
   Fui a la pescadería a comprar carne para un asado. Me dijeron que no, que la carne se venden en las carnicerías. ¿Cómo iba yo a saberlo? El caso es que me dirigí a una carnicería y pedí algo para asar. Me aconsejaron unas patas de cordero. Las compré y como me dieron patas, decidí hacer patadas.
Como me gusta hacer las cosas bien, compré primero unas botas de esquí y me lié a patadas con todo el mundo.
    Al rato, se acercaron unos señores de verde menos simpáticos que los de blanco y me pusieron unas pulseras unidas entre sí. Supuse que estarían de moda y no protesté.

Después de unos meses en una institución penal, quedé en libertad. Esta segunda experiencia no me
gustó tanto y decidí no volver a hacer caso de la maldita frase de los limones.

Pero como parece ser que hay que buscar el lado positivo de las cosas, me quedo con la enseñanza de que en las pescaderías se vende pescado. A ver si me acerco a que me den sardinas y hago una sardinada... ¡Joer! Podría haber empezado por aquí y me habría ahorrado muchas molestias.

No soy más tonto porque no me entreno

Santi Malasombra

martes, 5 de noviembre de 2013

Currículum Vitae



-1,87 de altura. Si fuese una tía y me pusiese unos taconazos de 13 cm. Mediría dos metros. ¡Anda! El 13 es mi número favorito. Por cierto, no soy fetichista, pero me gusta la elegancia que aporta a una mujer unos buenos tacones.

-90 kg....Valeeee 94...
 
-Tengo pelo con algunas canas. Me crece demasiado deprisa. Algunos me dicen que tengo suerte, pero yo no lo veo así: le tengo fobia a los peluqueros.

-Análisis de sangre: Parece ser que aún me queda, a pesar de todos los cortes que me hago por accidente laboral, y por las veces que me abrieron la cabeza en aquellas añoradas e inocentes guerras a pedrada limpia entre chavales. Llegabas a casa con la camiseta manchada de sangre. Te caía una buena bronca, pero nadie podía quitarte lo que te habías reído.
-Análisis de orina: Bueno, depende mucho de la cerveza que beba. ¿Quién cantaba lo de "mi agüita amarilla?
 
 

-Desde hace año y medio largo, no fumo y no lo echo de menos. Lo dejé porque me dijeron que un cigarrillo "después de..." sentaba muy bien. ¡Casi me arruino comprando tabaco!

-Beber, casi nada. Unas cervecitas el fin de semana y entre semana. Los domingos, después del café puede caer un chupito de whisky. Eso sí, desgraciadamente bebo agua. ¡Nadie es perfecto!

-Estudios: Pues no. Vivo en un piso normal. Eso sí, me sobran dos habitaciones y uno de mis sueños es transformar una de ellas en una réplica del "Bar de Moe". Si tuviese pasta, me construiría un castillo con su foso y todo. En el foso, en vez de agua pondría papel de aluminio y los cocodrilos serían de esos que llevan los niños a la playa para jugar. En vez de timbre, en la puerta podría una aldaba con la forma del casco de Darth Vader.

-Experiencia: Una vez me encontré un billete de mil pesetas y me las gasté en los coches de choque.
Además, soy capaz de coser botones y de llevar gafas de sol con cierta soltura.
INTERESADOS EN CONTRATARME:

¡Joer! Buscad a alguien medio normal, que yo estoy defectuoso y me falta evolución.

Santi Malasombra