miércoles, 6 de noviembre de 2013

Si la vida te da limones...

  
 

Si la vida te da limones, haz limonada. Esta es una frase que circula por ahí. Es una forma de decir que afrontes lo que te venga y que trates de sacar lo positivo de las situaciones.
Decidí aplicarla a mi vida y ocurrieron cosas extrañas.

   En la empresa me dieron dos monos de trabajo y decidí hacer monadas. Robé un árbol , me lo lleve a la fábrica y me subí a él. Comencé a chillar y a balancearme y, al rato, apareció mi jefe con unos señores de blanco muy simpáticos que me regalaron una camisa parecida a las que usaba el gran Houdini.

   Después de unos meses en una institución mental, volví a mi vida normal. Bueno, la experiencia no acabó de convencerme, pero decidí seguir practicando aquella frase de los limones.
   Fui a la pescadería a comprar carne para un asado. Me dijeron que no, que la carne se venden en las carnicerías. ¿Cómo iba yo a saberlo? El caso es que me dirigí a una carnicería y pedí algo para asar. Me aconsejaron unas patas de cordero. Las compré y como me dieron patas, decidí hacer patadas.
Como me gusta hacer las cosas bien, compré primero unas botas de esquí y me lié a patadas con todo el mundo.
    Al rato, se acercaron unos señores de verde menos simpáticos que los de blanco y me pusieron unas pulseras unidas entre sí. Supuse que estarían de moda y no protesté.

Después de unos meses en una institución penal, quedé en libertad. Esta segunda experiencia no me
gustó tanto y decidí no volver a hacer caso de la maldita frase de los limones.

Pero como parece ser que hay que buscar el lado positivo de las cosas, me quedo con la enseñanza de que en las pescaderías se vende pescado. A ver si me acerco a que me den sardinas y hago una sardinada... ¡Joer! Podría haber empezado por aquí y me habría ahorrado muchas molestias.

No soy más tonto porque no me entreno

Santi Malasombra

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