miércoles, 28 de diciembre de 2016

Inocente, inocente...

   La gente no tiene sentido del humor. No aguanta las inocentes bromas que con tanto cariño gastamos algunos.
   Tengo un amigo que es un soso. Hace un par de años se me ocurrió gastarle una inocentada. Lo emborraché y me lo llevé a un club de alterne. Allí convencí a dos chicas para que se sacasen unas fotos abrazadas a él. No pasó nada más. Luego le mandé las fotos a su esposa y va el tío y al día siguiente me llama y me dice que si soy un "nosequé y nosecuántos".
   No le contesté porque las risas no me dejaban articular palabras. El muy desagradecido me ignoró cuando le ofrecí pasar unos días en mi casa después del divorcio. Eso no es amistad ni es nada.

   El año pasado intenté reconciliarme con él y nada mejor que otra bromita para romper el hielo. Tiene un pequeño negocio y se me ocurrió echar gasolina y prenderle fuego una hora antes de que él llegara. Cuando lo hizo, me acerqué, saqué un cigarrillo y le pregunté si tenía fuego. Su cara era un poema. Me preguntó si era cosa mía y, por supuesto, le dije que sí y que lo había hecho para que se le pasara el enfado por lo del divorcio. Intentó pegarme, pero fui más rápido y huí de allí.

   Yo no entiendo nada. ¿Qué clase de mundo vamos a dejar a nuestros hijos? ¿Un mundo sin risas ni alegría? ¿Un mundo donde sólo tiene cabida la seriedad? ¡Las bromas son divertidas! ¡Joer!

   Pero no pienso rendirme en mi lucha por recuperar su amistad. La broma de este año va a ser más elaborada. He contratado a unos cuantos actores para que se hagan pasar por policías y lo detengan. Luego lo llevarán a una sala donde habrá un falso juez que lo condenará a diez años de cárcel por posesión de un disco de Maná que, previamente, habré colocado en su coche. Afortunadamente, en mi castillo hay calabozos suficientes y allí va a estar a pan y agua hasta el 28 de diciembre del año que viene. Entonces entraré en la celda con una botella de cava y le diré que no va a cumplir los nueve años restantes porque es una broma. A ver cómo se lo toma.

   Esta vez he tomado precauciones y para hacerle la estancia más agradable estará acompañado de otro tipo que tengo encerrado desde hace ocho años. A este otro lo encarcelé porque me gastó la broma del muñequito de papel en la espalda. ¿Se puede tener peor gusto para gastar una broma? Pues ya veremos si lo libero algún día...creo que no.

   Pues nada, el próximo año os cuento si la inocentada ha resultado y, por fin, he recuperado su amistad. Sinceramente, espero que sí...

   Santi Malasombra

domingo, 18 de diciembre de 2016

No a la cultura

   -¿Qué pasa, Spielberg?
   -Hombre, Malasombra. Hacía tiempo que no me llamabas.
   -Es que estaba enfadado contigo por no hacerme caso.
   -Ya, pero es que tus ideas no me parecían buenas.
   -Bueno, no sé que tenía de malo sugerirte que se cargaran al ET ese o que el tiburón pudiera volar. ¿Has visto ahora los de sharknado? Esos sí que saben hacer cine y no como tú, que hoy cumples 70 años y eres un absoluto fracaso como cineasta.
   -He ganado muchos premios y un montón de pasta.
   -Bah, calderilla. Oye, que te dejo y celebra el cumpleaños o algo.
 
   Pues ya he cumplido. La verdad es que no quería ser duro con Spielberg. Le salva su papel como actor en "Blues Brothers", que hace de recaudador de impuestos al final de la película.
   Hoy he ido al cine y no lo he quemado porque me he quedado dormido. No entiendo porqué la gente ve cine, teatro, danza, conciertos...
    La cultura es algo que debería desaparecer para siempre. No aporta nada a nuestras vidas. ¿Hay algo mejor que dar un paseo por un parque mientras llueve y vas robando paraguas o salpicando a los demás?

   -Pues yo en día de lluvia me quedo leyendo junto a la ventana.
   -¿Y tú quién eres? ¿Leyendo? ¡Fuera de mi post! ¡Esqueroso! (Sí, esqueroso con "e".No es una errata. Es que lo escuché el otro día y me hizo gracia)

   -¡Leer! ¿Leer? ¿Para qué? Es que no saben que los libros se hacen con papel que proviene de los árboles. Sólo hay dos motivos aceptables para talar un árbol: usarlo como ariete y derribar una puerta o fabricar barriles de cerveza. La lectura debería estar prohibida. Todo el saber de la humanidad debería ser transmitido oralmente. ¿Os imagináis los líos que se armarían? ¡Si ya se distorsiona una historia sobre algo que pasó hace un día cuando lo cuentan varias personas! Ahora sabríamos que América la descubrió Atila y que Cristobal Colón compuso la novena sinfonía de Beethoven.

   -Ya, pero si la gente no leyese, nadie leería las chorradas que escribes.
   -¿Otra vez tú? ¿Es que alguien lee lo que escribo? ¿Ves como tengo razón?
   -Algunos lo leen, sí.
   -¿En serio? ¡No fastidies! ¿Es que no tiene nada mejor que hacer?

   ¡No leáis! ¡No leáis! ¡Haced algo productivo! ¡Fuera de aquí! ¡Salid a la calle y pegadle a los demás! ¡Pelea! ¡Pelea!

   Santi Malasombra

domingo, 11 de diciembre de 2016

La redacción

   Don Antonio, el profesor de lengua, lo dejó claro: aprovechad el fin de semana y escribid una redacción de un folio más o menos sobre el tema que queráis.
   Pues nada, aquel niño se dejó ir y le salieron como cuatro folios. Era una historia sobre unos pescadores rescatados en alta mar que habían sido atacados por una nave extraterrestre.
   El niño consultó a su abuelo porque le había quedado demasiado larga. No te preocupes y entrega lo que has escrito que el profesor no se enfadará, dijo la sabiduría de aquel anciano.
   Llegó el lunes y entregó la redacción. El profesor se quedó extrañado, pero no dijo nada. Al día siguiente le dijo que le había gustado mucho el derroche de imaginación y que el viernes debía salir a la pizarra y leerla delante de todos. Eso sí, le señaló unos cuantos fallos propios de un niño.
   El viernes llegó y leyó la historia delante de sus compañeros. Al terminar hubo aplausos de esos forzados por la situación. Aquel niño era tímido y no le había hecho gracia ofrecer sus mundos inventados para que toda una clase lo juzgara. Él era más de pasar desapercibido y no le gustaba el protagonismo. Entonces llegó la verdadera bomba: don Antonio le dijo que quería otra historia para el viernes siguiente y que la volvería a leer en público.
   El niño miró al profesor con cara de súplica esperando que captase que no quería, pero o no lo advirtió o quiso forzar a escribir a aquel niño. Más tarde le dijo que debía trabajar con la imaginación para llegar a ser escritor.
   Lo que el profesor no sabía es que aquel niño no quería ser escritor. Sólo escribía y se escapaba a esos mundos inventados huyendo de una tragedia real. Tragedia de la que todo el colegio, todo el pueblo era consciente. Aquel niño disciplinado cumplió el mandato de don Antonio y viernes tras viernes ofreció a sus compañeros historias de náufragos, piratas, batallas, exploradores, extraterrestres...y la historia de un niño que salvó a sus padres...Ésta historia fue la última porque no pudo terminarla. Rompió a llorar delante de todos y sus compañeros de clase quedaron en silencio. Una niña sentada en primera fila se levantó y lo abrazó. Había sido su amiga desde el inicio de las clases. Don Antonio sacó al niño de la clase y le pidió perdón por exponerlo de esa manera. Le explicó que pensaba que obligarlo a escribir le hacía bien, pero que entendía que lo mejor era seguir haciéndolo sin pasar por el trago de leer sus historias delante de todos. El niño no se sintió con fuerzas para seguir y destruyó todas las historias que ordenadamente tenía en un cuaderno.
   El fin de semana pasó y llegó el lunes. Todo siguió con normalidad en el colegio y nadie hizo referencia a lo ocurrido. Es como si no hubiese pasado.
   El curso terminó y llegó el verano y las vacaciones y la playa y todas las cosas propias de un niño de doce años.
   Estoy convencido de que aquel niño se arrepintió muchas veces de haber destruido aquellas historias y de haber tardado tantos años en volver a sentarse delante de una hoja en blanco. No importa qué, pero a escribir aquello que la imaginación o la experiencia le dictara.
   Lo sé muy bien. Aquel niño es el mismo que hoy escribe estas líneas...

   Santi Malasombra
 

domingo, 4 de diciembre de 2016

Resident Malasombra

   Paseo por la ciudad y ya no hay dudas de que la gente me mira mal y se acercan peligrosamente. No permitiré que me liquiden sin luchar. Empuño el arma y disparo. No hay ruido ni proyectil. ¿Qué pasa? ¡La angustia se apodera de mí! Lo vuelvo a intentar y nada. Observo el arma y creo que hay un problema: es un disco de "Revolver", no un arma. Vuelvo a buscar en el bolsillo y ahora sí que saco la magnífica "Magnun 44" que me regaló mi amigo Harry "El sucio". Antes de disparar me aseguro de que no es el helado. A estas alturas ya no confío en nadie. No, es el revolver de Harry.
   Seis potentes disparos y seis víctimas. Vuelvo a recargar y continúo defendiéndome de los muertos vivientes que ahora no me siguen. Huyen de mí, pero yo sé que es una retirada táctica y que tarde o temprano volverán sedientos de carne humana. Es lo que tienen los zombies. Ya les podría haber dado por comer bacalao o lechugas, pero no. En fin, supongo que entonces no tendría gracia.
   Los persigo sin piedad y acabo con decenas de ellos antes de volver a mi castillo y cerrar bien las puertas. Allí estaré a salvo. Tengo provisiones y armas para mucho tiempo y el foso con cocodrilos también ayuda.
   Pongo la tele para ver si informan sobre la epidemia zombie. Sale un señor con cara de presentador de televisión y dice que un loco ha disparado a decenas de ciudadanos indecentes...Bueno, no sé si serían decente o no. Quería escribir inocentes, pero es que soy demasiado orgulloso como para rectificar.
   A continuación se escuchan algunos testimonios:
   -Pues sí, el tipo ese me disparó a la cara. Menos mal que no me llegó a la ropa. La salsa de tomate es difícil de limpiar.
   ¡Salsa de tomate! ¿Qué está pasando aquí? ¡Jo! ¡Es verdad! ¡No me acordaba! ¡El Magnum de mi colega Harry es de broma!
   ¡Un momento! ¡No parecen zombies!
   ¡Uy, uy, uy! Me parece que ya sé lo que ha pasado: ayer vi un trozo de "Resident Evil" y me da que me he liado. No me culpéis que mi mente ya está bastante destrozada y a veces me pasan estas cosas. Bueno, al menos me queda la satisfacción de haber asustado a muchos humanos porque ellos no sabían que era de broma al recibir el disparo de salsa de tomate.
   No os imagináis el tremendo esfuerzo que he de hacer para mantenerme centrado. Sin ir más lejos, todo lo que he escrito en este post viene porque, verdaderamente, ayer vi un trozo de "Resident Evil" y yo sólo quería decir que Milla Jovovich está para perder la cabeza por ella. ¡No se puede ser más guapa! ¡Ea! ¡Dicho queda!

   Santi Malasombra

domingo, 20 de noviembre de 2016

Juez Malasombra

   Pues sí, soy juez y os voy a contar alguno de los casos que suelo resolver en mi juzgado. Lo primero es ponerme la toga sobre los hombros. Sí, es una pesada carga, pero contraté a una señorita de Togo que no pesa mucho y es llevadero dentro de lo incómodo que es llevar a una persona a hombros cada vez que celebro un juicio.
   -A ver, que pase el acusado y que el fiscal me cuente lo que ha hecho.
   -Señoría, este hombre es un carterista y la policía lo atrapó en el metro.
   -Señor fiscal, soy un caballero: ¡No me llame señora!
   -Perdón, juez Malasombra, pero dije señoría.
   -¡Pues vocalice bien! Usted, carterista, le condeno a 19 minutos y 500 segundos de trabajo social. Y que sea la última vez que se pone a fabricar carteras en pleno metro. Búsquese un taller y pague los impuestos. No se puede montar un negocio sin los permisos correspondientes.
   -Disculpe, señoría, pero ¿no va a escuchar lo que dice la defensa?
   -Señor fiscal, no me gusta la defensa. Yo soy más bien de ataque y ahora cállese, que pase el siguiente y que no se moleste en traer abogado defensor o lo reviento a guantazos.
   -Bien, señoría. El siguiente está acusado de robar un banco.
   -A ver, muchacho, te voy a dejar libre porque me has pillado de buenas, pero hombre, una silla no es tan cara. también hay sofás muy económicos. No es necesario llevarse un banco. Si estás cansado puedes sentarte en él, pero no llevártelo.
   -Señoría, creo que hay una confusión, pero no es un banco de sentarse...
   -Señor fiscal, me estoy enfadando con usted y ya me conoce. Le recomiendo que acate lo que yo diga y punto.
   -Bueno, vale...
   -Mire, ya me estoy cansando. Que pase el último y lo dejamos por hoy.
   -Señoría, este acusado es tertuliano de radio y transcribo literalmente una frase que pronunció:
   "La colectivización es la base heterogénea estructuralmente sistémica que polariza la causística de las decisiones asimétricamente transversales y no por eso su banalidad simboliza la complejidad retórica intrínseca a la relativa emanación apotropáica de la civilización"
   -¡Qué hijo de p***! Escuche, tertuliano, le condeno a cadena perpetua sin posibilidad de revisión y pasará el resto de su vida en mi cantera picando piedras veinte horas al día con un descanso de cinco minutos para comer ortigas crudas y beber agua sucia. Durante las cuatro horas restantes que pasará en su celda sonará en bucle la canción del Titanic a todo volumen mientras dos personas se turnaran para darle latigazos y otras dos le aplicarán descargas eléctricas no letales.
   -Señoría, ¿eso no es anticonstitucional?
   -Mire, señor fiscal, se me agotó la paciencia con usted. Queda detenido y ya lo juzgaré mañana. Pero para vea que soy magnánimo le dejo escribir una nota para despedirse de sus seres queridos.
   -Pero, pero...
   -¡Nada, nada! ¡Se cierra la sesión!
 
   Santi Malasombra

domingo, 13 de noviembre de 2016

Batallitas del abuelo.

   En un futuro más o menos lejano...

   Ya soy un abuelete cascarrabias y disfruto de una de los placeres de la vida: encender un fuego y contar batallitas a mis dos nietos.
   Pues sí, al final mi hija se casó y tuvo dos hijos: un niño al que llamaron Angustios y una niña a la que llamaron Manolo. Bueno, en realidad los nombres se los puse yo. Ellos querían ponerles nombres normales, pero me negué y como insistieron no me quedó otra que encerrarlos en una mazmorra. Una lástima lo de mi hija. Podría haber llegado muy lejos con mi ayuda y su maldad, pero se reformó y se casó con un buen hombre. Me dijo que el amor la había cambiado. ¿Entendéis ahora porqué odio el amor? ¡Destrozó a mi hija y la llenó de felicidad! ¡Increíble! ¡Qué asco!
   Mientras se consumen en la chimenea los últimos cuadros de Picasso que me quedan, los niños se sientan frente a mí y escuchan mis historias.
   -Abuelito, quiero jugar.
   -¡No, Angustios! Ya sabes que está prohibido. No encarcelé a tus padres y me quedé con tu custodia para que ahora tú te vayas por ahí.
   -¿Cuándo me dejarás verlos?
   -Si te callas y no haces más preguntas te dejaré tirarles un chusco de pan duro.
   Corría el año 2016 cuando decidí darle un poco de marcha al mundo. No sé, pero estaba en una época en la que me aburría. El caso es que moví todos los hilos a mi alcance y coloqué como presidente del "Mundo libre" a un buen amigo, Donald, al que cariñosamente llamaba pato. No le gustaba, pero me daba igual. Era un hombre sin moral y egocéntrico y eso me gustaba. También tenía sus defectos: era racista y misógino. Yo siempre se lo decía:
   -Pato, eso no está bien. Hay que odiar por igual a todos los humanos al margen de su sexo o raza.
   -Cuac, cuac, cuac...-Me decía él.
   El caso es que cuando llegó a la presidencia invitó al Patín y al que manda en China a una partida de cartas y les hizo trampa. Ellos se mosquearon y así fue como comenzó el fin del mundo. A mí me pareció bien, pero me di cuenta de que había cometido un error. Pues sí, yo también cometo errores, pero si lo decís por ahí os reviento. ¿Cómo podía dominar el mundo si éste se acababa? Afortunadamente pude reconducir la situación y el mundo siguió tal y como estaba: con sus injusticias, sus guerras, sus cosas, pero bueno...
   -Abuelito, el fuego se apaga.
   -Es verdad, Manolo. Anda, acércame esos Velazquez del rincón y los echaré al fuego.
   -Estos cuadros son bonitos, ¿porqué los quemas, abuelito? Hay mucha madera.
   -¿Bonitos? ¿Qué sabrás tú lo que es bonito? Bonito es un pez y esos cuadros son leña para el fuego.
   -A mí me gusta dibujar.
   -¿En serio, Manolo?
   -Sí, mira el dibujo que he hecho del amanecer.
   -Déjame verlo.
   Cogí el dibujo de mi nietecita Manolo y lo observé. Ya sé que estaréis pensando mal de mí y que aquella obra de mi nieta acabaría en el fuego...Evidentemente, si habéis pensado eso, habéis acertado.
   Comenzó a llorar, pero es bueno endurecerlos y que sepan que la maldad es la única opción decente en mi familia.
   Angustios se entristeció con las lágrimas de mi hermana y entonces fue cuando sufrí un ataque de humanidad:
   -¿Os gustaría volver con papá y mamá?
   -¡Sííííííííí!- contestaron a coro y con cara de felicidad.
   -Pues que así sea...

   Y ahí están...encarcelados los cuatro.

   Santi Malasombra

 

domingo, 6 de noviembre de 2016

La prueba

   No esperaba a nadie en aquella soleada noche en mi diminuto castillo de 400 habitaciones cuando sonó el silencioso timbre de la puerta que siempre estaba abierta.
   -Buenas tardes, señor Malasombra.
   -Serán para usted: ¿qué demonios quiere?
   -Tengo que hacerle una proposición.
   -¿Indecente?
   -Por supuesto.
   -Pase y siga mis pasos.
   Aquel tipo me siguió, pero como no me gusta que me sigan, me volví y le apunté con un arcabuz del siglo XV que siempre llevo en el bolsillo.
   -¿Qué hace? Me dijo asombrado.
   -Apuntarle porque no me gusta que me sigan.
   -Usted me dijo que lo hiciese.
   -Si nos ponemos a discutir lo que dije o lo que no dije, no vamos a terminar nunca. Mejor siéntese el aquella silla y cuénteme de qué va esa proposición.
   -Verá usted, represento a unos señores muy poderosos que tienen una grabación en la que aparece usted siendo amable con un grupo de personas.
   -¡Eso es imposible!
   -Parece ser que no. Se grabó en Benidorm y se ve claramente como un grupo de jubilados le pide ayuda para encontrar su hotel y usted les indica correctamente su ubicación.
   -Ya, recuerdo aquellos hechos. ¿Cómo me grabaron?
   -Teníamos un infiltrado entre los jubilados.
   -¿Uno con barba blanca falsa, camiseta de Juego de Tronos, que no paraba de jugar a la Play y que no tendría más de veinte años?
   -¡Ese mismo!
   -Ya me resultó un pelín sospechoso, pero con tantos avances en cirugía estética uno nunca sabe. En fin, no puedo negar que fui amable, pero, ¿qué es lo que quieren los señores esos a los que representa?
   -Quieren chantajearle: diez millones a cambio de no difundir el vídeo en el Congreso Internacional de Malvados.
   -Bueno, sin duda ese vídeo destrozaría mi reputación, pero me parece que no completaron ustedes el trabajo.
   -¿Qué quiere decir?
   -Verá, el hotel al que fueron los jubilados es de una empresa panameña que curiosamente me pertenece. Los ancianos dan sus datos y yo envío a mi gente a desvalijar sus casas que, normalmente, están vacías. También clono sus tarjetas de crédito y dejo secas sus cuentas.
   -¡No puede ser!
   -¡Sí puede ser!
   -Bueno, señor Malasombra, en ese caso será mejor que me marche y comunicaré a mis jefes la realidad.
   -¿En serio crees que te voy a dejar ir? Te voy a torturar hasta que me aburra.
   -¡No, por favor! ¡Le diré los nombres de mis jefes!
   -¡Qué decepción! ¡Los vas a traicionar a la primera! ¡Ni siquiera te he pegado todavía!
   -Señor Malasombra, apiádese de mí...
   -Mira, chaval, aprecio que hayas intentado llevar a cabo un chantaje y reconozco que le has echado valor, pero esos señores que te han contratado son empleados míos: ésto era una prueba y no la has pasado. En fin, por lo menos eres grande y mis lagartijas se darán un buen banquete.
   -¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
   -¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!

    En fin, tendré que seguir con el casting para encontrar a un nuevo ayudante. Por cierto, lo de echarlo a las lagartijas era una broma: son cocodrilos del Nilo y no veas como comen las criaturitas.

   Santi Malasombra

domingo, 23 de octubre de 2016

Persecución...

   -112, ¿en qué podemos ayudarle?
   -Me persigue un vehículo y no sé qué intenciones tiene.
   -Bueno, lo primero es mantener la calma. ¿Está seguro? ¿Desde cuándo le persigue?
   -A ver, las preguntas de una en una que estoy nervioso. Sí, estoy seguro y me persigue desde hace un par de minutos. Apenas está a medio metro.
   -¿Puede indentificar al conductor?
   -No los conozco, pero son dos individuos bajitos y con cara de niños.
   -¿Qué vehículo llevan?
   -Un descapotable rojo, pero no sabría decirle la marca.
   -¿Cuál es su ubicación?
   -No sé, pero más o menos a la altura de Alicante.
   -Bien, deme el modelo de su coche y la matrícula para avisar a una patrulla de la Guardia Civil.
   -¡Y yo qué sé! Estoy en un descapotable azul y no es momento para bajarme a comprobar la matrícula.
   -¿Cómo dice? ¡Todo esto es muy raro! Si quiere que le ayudemos tendrá que colaborar. ¿Cómo es posible que no sepa en qué vehículo va usted? ¿Acaso es robado?
   -¡Ojalá fuese robado! Pero no. Yo he pagado para montar en él.
   -¿Es un coche de alquiler?
   -Supongo que sí.
   -¿Cómo que supone?
   -Le he pagado a un tipo, me he subido y ha comenzado a circular.
   -¿Sabe al menos a qué empresa pertenece el coche?
   -Eso sí lo sé: Atracciones Alonso.
   -¿Atracciones?
   -¡Por favor! ¡Manden ya la ayuda! ¡No deja de perseguirme!
   -¡Hummmm! ¿Sabe que me suena su voz? ¿Cuál es su nombre, señor?
   -Déjelo que parece que ya se para el tiovivo.
   -¡Eres el Malasombra! ¡Estás en una atracción de feria!
   -Hola. holita...
   -Pero, asqueroso, ¿no sabes que aquí en el 112 estamos para ayudar a las personas? ¡Puede haber vidas en juego!
   -Ya, ya, pero divertirme un rato es mucho más importante que las vidas esas que salvan. Te dejo que va a comenzar otra vuelta y ya está pagada...
   -Hijo de p***
   -¡Besitos!

   Desde luego, el que no se divierte es porque no quiere. hay que ver lo poco que necesito yo para echarme unas risas...

   Santi Malasombra

domingo, 16 de octubre de 2016

Tarde de toros

   Yo no soy de aceptar consejos, pero me dice Rocío que hable de toros. Pues nada, como ella siempre está en las nubes, le haré caso.
   Voy a retransmitir desde la plaza de Las Compras un festejo taurino.
   Bienvenidos y tal y cual a esta espléndida tarde dónde se lidiarán seis astados. Los diestros ya están listos mientras alguien se pregunta porqué discriminan a los zurdos, pero vayamos al tema.
   Ya sale el primer astado de nombre Anselmo. Un magnífico ejemplar de 1,75 centímetros de altura y 80 kilos de peso, pelo escaso y pecas. Da unas vueltas por el coso y el diestro le da los primeros pases:

   ¡Anselmo! ¡Tu mujer es muy simpática...en la cama!

   Anselmo se rebrinca y arremete, pero un hábil movimiento de Verónica lo despista. Es que la Verónica ha ido a la plaza con un escotazo de infarto.
 
   Es el momento de las banderillas y Anselmo se prepara para recibir el primer par. El banderillero da unos cortos pasos, mide el terreno y las clava sin problemas...

   ¡Anselmo, el otro día bajaba el butanero de tu casa y lo tenéis todo eléctrico!
   ¡Anselmo, cuando sales a la calle suena los timbales!
 
   Anselmo se retuerce y siente el castigo. Trata de alcanzar al banderillero, pero éste lo evita con habilidad. La plaza aplaude y pide otro par.

   ¡Anselmo, no te quejes que tu mujer te tiene el número 12 en el ránking de los mejores amantes del barrio!
   ¡Anselmo, que en época de berrea vienen los ciervos a tu casa!

   El respetable encandilado obliga al banderillero a saludar al tendido mientras Anselmo brama de furia.

   Pues ya llega la hora final y el diestro se dispone a matar...
   Anselmo se acerca y el matador le enseña el móvil con un vídeo de su mujer haciendo el amor con su mejor amigo...
   El pobre Anselmo muerde el polvo y cae fulminado. La gente aclama al matador y pide las orejas y el rabo de Anselmo. En ese momento Anselmo se levanta y con sus últimas fuerzas casi suplica:
   -Las orejas, bueno, pero el rabo, no. Que al menos tenga la ilusión de que si alguna vez mi mujer se queda embarazada tenga una mínima posibilidad de que el hijo sea mío...

   La gente se apiada y pide el indulto. El presidente lo concede rápidamente y da por finalizada la tarde.
   -¿Y los otros cinco que faltan? Pregunta la gente...
   -Los otros cinco para otro día, que me acaba de mandar una foto la mujer de Anselmo en la que está con un picardías que le regalé y voy a verla antes de que lo haga otro.

   Unos amigos acompañan a Anselmo a la enfermería para curar las heridas y devolverlo al campo...es que es árbitro y lo esperan para pitar un partido o algo así entre solteros y cornudos...
 
   Santi Malasombra

domingo, 9 de octubre de 2016

Orgullo de padre

   Estaba pasando el tiempo mientras echaba palomas a una panadería...Vale, ya sé que es al revés, pero yo hago las cosas a mi manera, cuando recibí una llamada:
   -¿Señor Malasombra?
   -Sí, soy yo, ¿porqué me molesta?
   -Soy el inspector de policía Emiliano.
   -¡Agárrala con la mano!
   -¡Déjese de tonterías! ¡Hemos detenido a su hija! Necesitamos que venga a comisaría.
   -Espero que sea por algo grave o habrá consecuencias.
 
   Para llegar antes le robé un patinete a un niño y llamé a un taxi. Os preguntaréis que porqué entonces le quité el patinete al niño. Pues por puro placer. Desde luego que tenéis unas preguntas más absurdas...
   Finalmente llegué y me encontré frente a la situación: mi hija sentada en una silla mientras cuatro policías, dos antidisturbios, un Tédax, un legionario y un buzo de la marina la vigilaban.
   El Inspector Emiliano se presentó y comenzó a explicarme lo que había hecho:
   -Verá, señor Malasombra, la detuvimos mientras intentaba atracar un banco con una careta de Candy Candy.
   -¡Mira que se lo tengo dicho! Para atracar ha de ponerse la careta del Jóker, que para eso se la regalé. Espero que le den un buen escarmiento.
   -¿Eso es lo que le preocupa? ¿la careta? ¿Y el atraco?
   -Bueno, lo del atraco se lo puedo perdonar porque le falta experiencia y ya aprenderá.
   -¡Es usted un mal padre!
   -¿Cómo se atreve a juzgarme? Sepa usted que todas las noches le leo un cuento de Edgard Allan Poe y la arropo con una manta que robé de un psiquiátrico abandonado del norte de Siberia.
   -Me parece que vamos a tener que poner el caso en manos de la justicia para que le quiten la custodia de su hija.
   -Pues buena suerte. El último juez que lo intentó dimitió y ahora vende enciclopedias por las casas. Mire, inspector Emiliano, soy demasiado poderoso y mi maldad no tiene límites. Yo, de usted, me la entregaba y asunto arreglado.
   -¿Cómo se atreve a amenazarme? ¿A qué lo detengo?
 
   La cosa se estaba calentado cuando mi hija se levantó y le mordió el tobillo al buzo. Al caer al suelo se soltó la válvula de la botella de oxígeno y fue a parar a la cara del legionario que, al intentar quitársela, le dio un manotazo al tédax. Los cuatro policías fueron a separarlos, pero la cabra del legionario que estaba por allí los embistió. Los antidisturbios intentaron calmar la situación, pero con tanto lío comenzaron a pegarle al inspector...
   Total, que entre unas cosas y otras aproveché la situación, cogí a mi hija y nos largamos de allí.

   Llegamos al castillo y no me quedó más remedio que mantener una seria conversación con ella:
   -A ver, hija mía, intentar atracar un banco estuvo bien y lo del mordisco al buzo cuenta a tu favor, pero como dije en comisaría: ¿qué es eso de la careta de Candy Candy?
   -Papá, tiene una explicación porque tengo que contarte algo más. Perdí la careta del Jóker mientras huía de otro banco y no me quedó más remedio que improvisar si quería volver a atracar otro. Encontré la asquerosa careta de la Candy esa en una papelera y la utilicé. No estoy orgullosa, pero me has enseñado a improvisar y así lo hice.
   -¡Espera! ¿Habías atracado otro banco?
   -En realidad dos. Me detuvieron en el tercero. Mira en mi mochila.
   Efectivamente, la mochila estaba llena de dinero.
   -Hija mía, eso es otra cosa. No es perfecto, pero dos de tres está muy bien.
   -Gracias, papá.
   -Mira, vamos a guardar este dinero para comprar tu regalo de cumpleaños: dentro de poco cumplirás 10 añitos.
   -Papá, ¿podría ser un lanzallamas?
   -Claro que sí, hija- dije mientras no pude reprimir una lágrima.
   -¿Porqué lloras, papá?
   -Son lágrimas de felicidad y de orgullo de padre. Ahora ve a tu habitación y descansa que te lo has ganado.
   -Buenas noches, papá.
   -Buenas noches y dulces pesadillas

   Santi Malasombra
 
 
 

domingo, 4 de septiembre de 2016

El bolso perfecto

   Hola, enemiguitos. Uno de los grandes misterios para nosotros es saber qué lleva la gente en su bolso. No seré yo quién trate de descifrarlo, pero sí puedo contar lo que llevo en el mío.
   Tengo un bolso de esos de bandolera que llevan muchos hombres hoy en día. Hace unos años la gente los miraría mal, pero vamos evolucionando.
   Vayamos al asunto, aunque alguna cosa ya he contado en las redes sociales:
   Un puro y un mechero
   Evidentemente su función es muy sencilla. En el caso de quedarme encerrado en un sitio cerrado lo puedo encender y molestar a la gente. Me molestaría a mí mismo, pero a veces hay que hacer sacrificios.
   Tarántulas de plástico
   Las que tengo son muy realistas y son muy útiles para colocarlas, por ejemplo, en la cinta de la caja de un supermercado. Me han proporcionado muchas risas y les tengo cariño.
   Pegamento Instantáneo
   Es perfecto para pegar la taza de café al platillo una vez que has terminado de tomarlo. Lo dejas en la barra del bar y seguro que el camarero se divierte. Eso sí, no conviene repetir en el mismo bar porque pueden tomar represalias. A no ser que en un momento de despiste lo cambies por el de otra mesa y puedan culpar a otro. No siempre hay ocasión, pero si se presenta, se aprovecha.
   Una cerbatana
   Ha de ser casera porque una real es muy larga y no cabría en el bolso. Lo ideal es un trozo de tubo de aluminio de una vieja antena de televisión, aunque también sirve un bolígrafo recortado. Este maravilloso artefacto requiere poca explicación: disimuladamente lanzas los proyectiles a la gente en  cualquier sitio. Yo utilizo granos de arroz que parece que no, pero a la velocidad que salen hacen daño.
   Chinchetas
   Evidentemente se colocan en los asientos de transporte público. Es muy importante ponerlas con la punta hacía arriba.
   Carteles adhesivos
   Llevo de diferentes tipos y no muy grandes: "CERRADO" para ponerlo en la puerta de una tienda que esté abierta. "AVERIADO" para ascensores de edificios con muchas plantas. "TODO AL 50%" para establecimientos en época que no haya rebajas.
   Denuncias falsas
   Las voy colocando en los parabrisas de coches que están aparcados. Si se fijan bien, descubrirán que no son reales, pero el susto se lo llevan.
   Multiherramienta
   Una de esas pequeñas que constan de alicates, tijeras, sierra y un par de puntas de destornillador. Nunca sabes si te vas a encontrar con algo que se pueda desmontar: la estantería de una tienda, la placa de un notario, etc...
   Ajo
   Esto tiene dos usos: por si te encuentras con un vampiro o por si tienes que hablar con alguien, te comes un ajo y el aliento habla por ti.
   Aceite para masajes
   Está claro que no es para masajes. lo suelo llevar en spray y es muy divertido rociar un poco en un suelo liso. El resbalón está asegurado.
   Cosas varias
   Bueno, por último, me refiero a lo que suele llevar todo el mundo: pañuelos de papel, las llaves, el móvil, la llave inglesa, un lápiz, un gnomo, chicles, aspirinas, una brújula, un mapa de Groenlandia...en fin...lo normal.
   Espero que hayáis tomado nota y que todos os animéis a equipar vuestros bolsos correctamente.

   Santi Malasombra
 

domingo, 28 de agosto de 2016

El principio de Malasombra.

   A veces me siento y recuerdo cosas, pero me levanto y se me olvidan. Vale, voy a sentarme porque si no no podré escribirlas.
   Corría el año doscientos nosecuántos a.C. cuando conocí a Arquímedes, el gran sabio griego que nació y vivió en Siracusa, Sicilia. 

   Voy a parar un segundo porque se me acumulan las cosas: 
   1- Los años no corren y si no me creéis poned un calendario en en suelo y veréis como no se mueve..a no ser que haya viento.
   2. Sí, Arquímedes fue siciliano, pero se le considera griego. Lo mismo es porque entonces Sicilia formaba parte de la "Magna Grecia".
   3. Pues para el tres no se me ocurre nada por lo que voy a seguir.

   Estaba el tío Arqui con sus historias cuando el rey Hieron II me dijo:
   -Oye, Malasombra, busca a Arquímedes para que halle la forma de saber si la corona de oro que he encargado es de oro realmente y no de una mezcla de metales más barata.
   -Majestad, no hace falta. Si me deja puedo torturar al orfebre para que confiese la verdad.
   -Malasombra, te he dicho mil veces que la tortura no es la mejor solución.
   -Ya, pero es tan divertida. Porfa, porfa, déjeme.
   -¡Que no! ¡Tráeme a Arquímedes!
   -Buenoooooo, valeeeeeee...
   
   Llegué a la casa de Arquímedes y le conté el problema del rey.
   -Malasombra, eso es muy difícil, pero lo averiguaré. Eso sí, necesito tiempo.
   -Oye, Arquí, no me vengas con historias  que tengo prisa.
   -Pero hombre, ¿tú te crees que todo es fácil o qué?
   
   Me tomé aquello como un reto y ya que no me dejaban torturar al orfebre pues le tocó al sabio. llené una bañera y lo metí dentro. No dejéis que os engañen: la tortura siempre es la mejor idea.
   Ya en la bañera empujé su cabeza bajo el agua y la volví a sacar.
   -¿Qué? ¿Encuentras la solución?
   -Malasombra, así es imposible- suplicaba Arquimedes.
   -Ya verás como sí se te ocurre algo- dije mientras volvía a sumergir su cabeza.
   La mala suerte quiso que en ese momento me resbalase y Arquímedes salió corriendo desnudo por la calle gritando:
   ¡Eureka! ¡Eureka!
   Pues no sé, pero seguramente estaría llamando a algún amigo vasco para que le ayudase, pero el caso es que al cabo de un rato lo volví a atrapar y cuando iba a volver a meterlo en la bañera vi la luz, la apagué y se me ocurrió la solución al caer en la cuenta de que el cuerpo de Arqiuímedes desplazaba agua al entrar y salir.
  -Escucha, Arqui, el oro tiene una densidad determinada y desplazará una cantidad de agua distinta a la de los otros metales. Si sumergimos un lingote de la misma cantidad de oro puro que tiene la corona debería desplazar la misma cantidad de agua. Si es distinta sabremos que está engañando al rey.
   -¡Hostia, Malasombra! ¡Pues es verdad! ¡Eres un genio!
   -Ya, ya, pero hagamos una cosa. Diremos que lo has descubierto tú porque si el rey se entera de que soy tan listo me pondrá a investigar y a hacer cosa de científicos y eso es muy aburrido. 
   -¿En serio quieres darme a mí el mérito?
   -Por supuesto que sí. Yo prefiero apalancarme en la barra de una taberna a levantar vidrio. 
   
   Así sucedieron las cosas y todo volvió a la normalidad hasta que los romanos nos acosaron por nosequé de una de las guerras púnicas o algo y se cargaron al pobre Arquímedes mientras hacía cosas. Por cierto, antes utilizó las palancas inspirado en mi brazo apoyado en la barra del bar y quemó unos barcos al darse cuenta de que los vasos de cerveza que me tomaba reflejaban la luz del sol en un punto concreto. 
   La verdad es que el hombre no tenía ni idea de nada y se aprovechó de mi sabiduría, pero no me importa porque yo me uní a los romanos y les ayudé a levantar un imperio, pero eso es otra historia...tal vez algún día os la cuente...

domingo, 3 de julio de 2016

La maldad y el calor

   Muchos me acusan de maldad y es una acusación acertada: me declaro orgullosamente culpable. El problema es los que van de buenos y también son malos.
   Como ejemplo están los señores meteorólogos. Vamos a ver, ¿a qué viene que haga calor? ¿porqué no estamos todo el año a 15 grados centigrados? Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de que grados rima con centigrados? ¿Son poetas? Lo que son es gentuza. Encima salen por la tele con esa falsa sonrisa cuando nos atizan con aquello de "hoy subirán las temperaturas". ¡Dejad en paz a la señora Temperatura! ¿Acaso ella os molesta?

   Bueno, recibimos una llamada en el teléfono de aludidos.
   -Soy la señora Temperatura y estoy muy cansada.
   -Lo comprendo señora, yo estaría igual.
   -Todo el año subiendo y bajando. Vivo en una escalera continua de la que no puedo salir.
   -¿Ha pensado usted en plantarse?
   -Muchas veces, pero el señor Mercurio no me deja: es un tirano.
   -Perdone usted, señora, pero recibimos la llamada del señor Meteorólogo.
   -Verán, me están acusando de algo de lo que soy inocente. Yo me limito a contar las variaciones del clima y no tengo la culpa ni del frío ni del calor.
   -Señor Meteorólogo, desde el más profundo respeto y con cariño: ¡Váyase usted a la mierda!
   -Pero...
   -¡Corta la llamada! ¿Pero qué se habrá creído ese asqueroso? Llama para poner cordura en mi blog. Si yo estuviese cuerdo no escribiría estas cosas. Estaría casado con la señora Cuerda, tendríamos cuerdecitas y las criaríamos para que en el futuro fuesen cuerdas de provecho como las que se usan para colgar jamones.
   -Le agradezco, señor Malasombra, que sea tan comprensivo conmigo.
   -Es mi obligación, señora Temperatura, ya la despido que he de continuar escribiendo.

   Voy a tratar de continuar con lo que estaba comentando sobre la maldad. Pues eso, que hay malvados disfrazados de buenos, lobos con piel de cordero. Por cierto, ¿cómo podrá el lobo ponerse la piel de un cordero? ¡El lobo es más grande! Voy a llamar al lobo a ver qué me dice.
   -¿Señor Lobo?
   -Sí, soy yo y soluciono problemas.
   -Ah, no, yo buscaba a otro lobo.
   -¿Y porqué me molesta? A ver si llamo a Marsellus Wallace y le manda a John Travolta y a Samuel L. Jackson para que le den un escarmiento.
   -Señor Lobo, que soy Malasombra y tenía el teléfono en contactos. En la L de conductor novato.
   -Ah, hombre, no te había reconocido. Nada tío, ¿todo bien?
   -No me quejo. A ver si quedamos un día para cenar o algo. Por cierto, ahora que caigo, ¿sabes porqué Samuel sigue con la L? Ya tiene una edad y una amplia trayectoria en el mundo del cine. ¡No es un novato!
   -Cuando lo vea se lo pregunto. Venga, te dejo y ya nos veremos.
   -¡Ea!

   A ver si ahora doy con el lobo que busco...
   -Soy el Lobo, ¡qué gran turrón!
   -¡Joer! Hoy no es mi día. Escucha, turrón, descansa que ya hablaremos en navidad y eso.

   Voy a por el tercer intento:
   -¿Sí?
   -¿Es el Lobo?
   -Sí, soy americano y estoy en París.
   -¡Me cago en los mosquitos de cartón! ¡Imposible!
   -¿Qué desea?
   -Nada, nada, no te interrumpo que tendrás que zamparte a unos cuantos franceses.

   Nunca pensé que diría esto, pero me rindo. Ya lo dejo porque seguro que me sale Leonardo Di Caprio y me habla de Wall Street o me sale el lobo de la fábula del pastor.
   Me he perdido y no sé por donde voy ni lo que estaba escribiendo. Ahí se acerca una niña, le preguntaré:
   -Niña, ¿por dónde iba?
   -Ni idea, señor, yo voy a llevar una cestita a casa de mi abuelita...

   ¿PORQUÉ ME HACEN ESTO LAS MUSAS? ¿ES QUE NO PUEDO ESCRIBIR COHERENTEMENTE?

   ¡SOY LA MUSA! ¡ES POR EL CALOR, MALASOMBRA!

   ¡JO!
 
   Santi Malasombra
 

domingo, 12 de junio de 2016

Zanahorias, sentidos y frustranosequé.

   A veces me siento solo a reflexionar sobre la vida mientras contemplo una zanahoria morada. ¿Sabéis que hay zanahorias moradas? Seguro que sí.
   El caso es que repasando mi biografía me entra el desasosiego: ¿he sido lo suficientemente malo? Me gusta pensar que sí, pero creo sinceramente que nunca llegaré a ser tan malvado como quisiera.
   Sí, enemiguitos míos, incluso yo tengo fustrra..fruta...fusr...fustaci...fruitis..frus...¡Joer! ¿Os dais cuenta? Ni siquiera soy capaz de escribir correctamente "frustraciones" y el estar solo en este momento es un nuevo error. Si tuviese a alguien cerca le habría pegado y me quedaría tranquilo, pero ¿qué hago ahora? ¿pegarle a la zanahoria morada?
   Como dijo el economista austriaco Friedrich Hayek: en un orden espontáneo no pueden evitarse las frustraciones inmerecidas.
   Es decir, que los desordenados están condenados a la frustración. Por otra parte una escritora austriaca, Elfriede Jelinek, dijo que el arte y el orden son parientes enemistados. Llegamos a la conclusión de que las personas ordenadas o que acatan el orden establecido no pueden ser artistas.
   Para crear arte has de ser desordenado o rebelde y frustrado...
   No me convence esa conclusión. Para llevar acabo el noble arte de la estafa o el chantaje estás obligado a ser ordenado porque si dejas cabos sueltos no funciona. Si la maldad es un arte, que evidentemente lo es, ¿porqué precisa de orden? ¿Eh? ¿Eh?
   Es lo que pasa cuando leo cosas de austriacos estando de resaca. ¿Qué sabrán ellos? Si ni siquiera hablan español.
   Pues aquí sigo con la zanahoria morada. ¿Sabíais que una jirafa puede limpiarse las orejas con su propia lengua? ¡Qué asco!
   Vale, lo reconozco, es que me propuse escribir una historia todos los domingos y a veces no me vienen ideas o, como hoy, las que tengo no me convencen o no sé cómo terminarlas. Es que si hay algo que odie más que la "música" de Maná es repetirme. Pero estoy dispuesto a correr el riesgo escribiendo sin sentido.
   -Perdona, Malasombra, sí tiene sentido: escribes de izquierda a derecha.
   -No me refiero a ese sentido. imbécil.
   -¿A qué sentido te refieres? ¿Tacto, oído, gusto, vista, gusto?
   -Pues sí, Santi, a esos sentidos me refiero. Ven que te lo explico mejor.
   -Oye, no te molestes, que los conozco.
   -No, hombre, no, ya que te has infiltrado en mi historia te voy a dar una lección magistral sobre los sentidos.
   -¿Y esas cuerdas? ¿Para qué son?
   -Adivina, adivinanza...
   -¡Nooooooooo!
   -Bueno, Santi, ahora que estás atado te voy a mostrar para que sirven los sentidos. ¿Ves lo que llevo en la mano?
   -¡Una tarántula!
   -Cierto, la vista funciona. Ahora te meto la araña en la boca, ¿a qué sabe?
   -¡Agggggghhhhhh! ¡No lo sé!
   -Bueno, el gusto lo tienes regular. Ahora voy a hervir coliflor delante de donde estás sentado.
   -¡Qué mal huele!
   -¡Bien! Te funciona el olfato. Ahora vayamos con el oído. Espera un momento que saco del calabozo a los de Coldplay para que te canten.
   -¡Por favor! ¡Eso no! ¡Dont,t be cruel!
   -¡Sufre, mamón! ¡Devuélveme a mi chica!
   -¿Pero qué dices, "trastornao"?
   -Y, por último, el tacto. Seguramente el sentido más placentero para mí. Siente el tacto de mi mano.
   ¿Santi? ¿No dices nada?
   Bueno, como seguramente habréis adivinado le he pegado un puñetazo, pero viendo que está inconsciente y sangra, lo mismo me he pasado un pelín.
   Venga, que voy a ver si lo reanimo que en el fondo no soy tan malo. Así me respondo a la pregunta que me hice antes: ¿he sido lo suficientemente malo?
   Evidentemente, no: soy un pedacito de pan.

   Santi Malasombra

domingo, 5 de junio de 2016

Aquí sí hay playa

   Nueve de la mañana. La chica que limpia la escalera está haciendo su trabajo. Espero pacientemente a que termine y llegue al portal. Llevo unas zapatillas con las suelas impregnadas en alquitrán y bajo tranquilamente pisando lo recién fregado y asegurándome de que ella me ve. Su cara no tiene precio y me insulta. Le doy los buenos días con mi exquisita educación. Ya en la acera me pongo unos zapatos y tiro las zapatillas manchadas al contenedor de residuos orgánicos.
   Es hora de llamar a un taxi que me lleve a la playa. Llega enseguida, le digo el lugar y apenas unos metros más adelante saco de mi mochila una pistola y apunto al taxista:
   -Señor taxista, conduzca hasta donde le he dicho y no habrá problemas.
   -¿Es un atraco?
   -Ya veremos cuando lleguemos. Su vida y su dinero dependerá de usted.
   El trayecto dura media hora. La aterrorizada cara del taxista es una bonita compañía. Llegamos al lugar y se vuelve ofreciéndome el dinero que tenía y suplicando por su vida.
   -¿Cuánto cobraría usted normalmente por este trayecto?- Pregunté.
   -Veinticinco euros.
   -Pues tome treinta y quédese la vuelta que ha sido una broma.
   -¿Una broma?
   -Si no le ha hecho gracia me da igual: yo he disfrutado del viaje. Por cierto, no pierda el tiempo con denuncias que la pistola es de juguete.
   Bajo del vehículo y me alejo rápidamente dejando a aquel hombre con la cara más blanca que...algo que sea muy blanco.
   Bueno, pues ya estoy en la playa y respiro el inconfundible olor del pescado frito. Me acerco al chiringuito y pido una ración:
   -Camarero, sea generoso con la ración, que traigo hambre atrasada. Luego me cobra lo que corresponda.
   -Muy bien, señor, ¿y para beber?
   Miro a aquel tipo con cara de sorpresa.
   -¿Cómo dice? ¿Acaso sirven alguna bebida que no sea cerveza?
   -Bueno, sí: vino, agua, refrescos...y por supuesto cerveza.
   -Perdóneme, pero me parece intolerable que alguien pueda beber algo que no sea cerveza, que es lo que me va a poner a mí. Si los demás quieren tirar su vida a la basura pidiendo otras cosas es su problema.
   -Bien, señor, le pondré una cerveza fresquita- Dijo el camarero con cara de "La de gilipollas que tiene que aguantar uno en este trabajo".
   He de reconocer que el pescado estaba exquisito y la cerveza maravillosa. Pero no podía pasar por alto el hecho de que en aquel lugar también servían agua y estaba dispuesto a vengar tal afrenta. Saqué de mi mochila un tarro con cucarachas y las arrojé sobre las tapas que estaban en el mostrador. Las caras de asco de muchos clientes y el intento de agresión del camarero demostró que había hecho bien. Salí huyendo y, por supuesto, sin pagar.
   El día estaba resultando ser más agradable de lo que había planeado y decidí dar un paseo por la orilla de la playa. Me di cuenta de que la gente me miraba raro, pero no sabía porqué. De pronto se me acercó un niño y me preguntó desde la inocencia:
   -Señor, ¿porqué va vestido con traje y corbata en la playa? ¡Hace mucho calor!
   -Bueno, chaval, es un homenaje a mis amigos australes, ¿sabes que en muchos países ahora es invierno y hace frío? ¿No te han enseñado eso en la universidad?
   -No, señor, tengo seis años.
   -¿Dónde están tus padres?
   -Mi papá está allí con mi mamá.
   -Llámalo, que he de hablar con él.
   El niño resultó que era obediente y llamó a su padre. Se acercó y me preguntó si había algún problema.
   -Sé que no es asunto mío, señor, pero ¿no le da vergüenza que su hijo no vaya todavía a la universidad? ¡Tiene seis años! A su edad yo ya tenía una carrera. Cierto es que compré el título con sobornos y chantajes, pero eso es secundario.
   -¿Está usted loco? ¡Deje en paz a mi hijo y lárguese!
   -Está bien, pero dele recuerdos a su esposa que es una señora muy simpática. Cada vez que terminamos de hacer el amor me cuenta un chiste.
   -¡Hijo de p***! ¿Cómo se atreve a decir eso delante de mi hijo? ¡Le voy a partir la cara!
   -¡Y yo me voy a partir de risa! ¡Dice que es su hijo! ¡Qué inocente! ¡Si cuando le ven a usted la gente se pregunta de qué ganadería es!
   Vale, lo reconozco, me atizó un puñetazo, pero son gajes del oficio. Nadie dijo que la vida fuese fácil.
   Pues ya estaba acabando la mañana e iba siendo hora de volver a casa. Lo mismo debería llamar al mismo taxista de antes, pero no sé si sería buena idea. Robé una bicicleta, llamé a otro taxi, coloqué la bicicleta en la baca y me llevó a casa. Ya sé que algunos os preguntaréis que porqué robé la bicicleta...
   ¡Pues por puro placer! Además, ¿quiénes sois vosotros para pedirme explicaciones!
   ¡Esto no quedará así!
   ¡Me vengaré!

   Santi Malasombra
   -

domingo, 29 de mayo de 2016

True Malasombra

     Mi consejero espiritual y amigo Homer me pidió que pasase la noche en su casa para cuidar de Lisa, que había invitado a unas personas a su casa para debatir no se qué e iba a estar sola. Homer tenía que ir al bar de Moe, Marge estaba de viaje buscando cortinas con dibujos de mazorcas, Bart estaba con Milhouse cazando gamusinos y Maggie tenía botellón con unos colegas.
    La noche fue interrumpida por un grito de socorro que provenía de la habitación de Lisa. Todos los invitados acudimos a ver lo que había pasado. Lisa estaba sentada sobre su cama y señalaba un cajón abierto y vacío. Alguien entró en la estancia y le había robado su collar de perlas.
   -Bien- dije con voz calmada y mi pijama de rayas- reúnanse todos en el salón: sé quién es el ladrón.
   A los diez minutos todos estaban sentados y esperando el resultado de mis pesquisas. Además de la víctima, Lisa Simpson, estaban presentes la señora Alpargati, el señor Belloto, la señora Calamarda, el señor Yoda y yo mismo.
   -Comencemos analizando los hechos: alguien le ha robado el collar a la señorita Lisa y si no está dispuesto a confesar inmediatamente revelaré su identidad. Señora Alpargati, ¿dónde se encontraba cuando se produjo el robo?
   -Señor Malasombra, estaba quitándome el maquillaje para dormir.
   -Su habitación es la más cercana al lugar de los hechos, ¿vio algo inusual?
   -Pues no, me sorprendió el grito de Lisa y acudí inmediatamente.
   -Ya, pero usted fue la última en llegar a pesar de ser la persona que más cerca estaba.
   -Es difícil correr con zapatos de tacón.
   -¡Interesante! ¿no se quita los zapatos para desmaquillarse?
   -Bueno, es que...
   -¡Silencio! Señor Belloto, ¿qué estaba haciendo usted?
   -Yo estaba leyendo en la cama.
   -¿Qué leía?
   -El libro gordo de Petete.
   -Tengo entendido que su situación financiera no es buena. Tal vez le vendría bien vender el collar para obtener algo de dinero.
   -¡Yo no he robado nada!
   -Así te va, ¡pringao! Señora Calamarda, veo que sigue vestida por lo que deduzco que no estaba acostada, ¿dónde estaba?
   -Dando un paseo por el jardín porque no tenía sueño.
   -¿Esperando que todos durmieran para dar el golpe?
   -¡Pues claro que no! ¡Soy rica! No voy a robar un collar que apenas tiene valor.
   -Por último, señor Yoda, ¿qué hacía usted?
   -Sacando punta al sable láser estaba.
   -¡Hombre! ¡No sea guarro! ¡Que usted no es un adolescente!
   -Poderoso por la fuerza soy, pero ligar difícil es: feo soy.
   -Bueno, ya tengo toda la información que necesito y estas son mis conclusiones:
   La señora Alpargati no fue porque sus zapatos de tacón harían ruido y lo lógico habría sido llevar zapatillas. La señora Calamarda no tiene necesidad por su inmensa fortuna. El señor Yoda no cree en las posesiones materiales. Pero el señor Belloto está en la ruina y lo de que estaba leyendo el libro gordo de Petete no se lo cree nadie. Está clarísimo...
   -¡Perdón, señor Malasombra!
   -¿Qué ocurre, Lisa?
   -Se va a reír usted, pero acabo de darme cuenta de que llevo puesto el collar. Se ve que no me lo quité para dormir.
   -¿Cómo? ¿En serio? ¡ME CAGO EN TO LO QUE SE MENEA! ¡CON LO BIEN QUE IBA!
   Escúchame, niñata, ya me caías mal por lo repipi que eres, que podrías molar como tu padre, Homer, o como tu hermano Bart, pero no, la niña siempre poniendo cordura. ¡VETE A LA MIERDA! Aparte del bajonazo que provocas cada vez que sales por la tele, ahora me fastidias este momento mágico.
   -Malasombra, calmarte debes, el odio apoderarse de ti puede.
   -¡VETE A LA MIERDA, YODA! ¡ Y HABLA BIEN! ¡JOER YA!
   ¡TÚ, BELLOTO! ¡ERAS MI SOSPECHOSO Y ERES INOCENTE, PERO ME DA IGUAL! ¡TE VOY A REVENTAR A GUANTAZOS!
   -Pero si yo...
   -¡NADA! ¡VEN AQUÍ! ¡NO CORRAS!
 
   ¿Y VOSOTROS, QUÉ? ¡SÍ, SÍ, VOSOTROS QUE ESTÁIS LEYENDO! ¡DEJAD DE LEER ESTO O SALGO DEL ORDENADOR Y HARÉ QUE "LA MATANZA DE TEXAS" PAREZCA UN CUENTO INFANTIL!

   Santi Malasombra

domingo, 15 de mayo de 2016

Huelga neuronal

   -Capitán, reúna a las tropas.
   -A la orden, Coronel.
 
   ¡Todas las neuronas a formar!

   -Mi coronel, ya están reunidas.
   -Son muy pocas, ¿no?
   -Es que tuvimos muchas bajas y sobrevivir en el cerebro de Santi es cada vez más complicado.
   -Bueno, haremos lo que podamos.
 
   -Neuronas, se nos presenta una misión importante. Nuestro líder quiere escribir y nos necesita. debemos ponernos a trabajar enseguida. ¿Alguna idea?
   -Mi coronel, es que nos maltrata y hemos decidido ponernos en huelga.
   -¿Cómo que en huelga? ¡Las neuronas no tenéis ese derecho!
   -Pues vamos a luchar y hemos decidido acampar en el lóbulo frontal.
   -Bueno, venga, razonemos y busquemos una solución. ¿Qué os molesta especialmente?
   -Verá, Coronel, nosotras intentamos transmitir mensajes bonitos y agradables y el tío este lo único que hace es escribir chorradas y tonterías. ¡No es justo!
   -Eso no tiene sentido. Vosotras sois las que mandáis las palabras. ¿No tendréis algún traidor?
   -Sospechamos que sí, pero no tenemos pruebas.
   -A ver, la neurona mensajera, ¿quién es?
   -Soy yo, Coronel, ¿qué pasa?
   -¿Estás segura de que entregas las letras correctamente?
   -¡Por supuesto que no!

   ¡Traidora! ¡Traidora! ¡Traidora!

   -Un poco de calma, por favor, ¿admites que no haces bien tu trabajo?
   -Yo creo que lo hago perfectamente. Soy la neurona representante de Malasombra y no puedo permitir que lleguen al papel las moñadas del Santi, Que si verdes prados, que si brisa de mar, que si lluvia sobre cuerpos de mujer...¡Qué asco! Mis compañeras, por llamarlas de algún modo, están al servicio del Santi, pero yo no y soy mucho más poderosa que ellas. Por cierto, Coronel, ¿a usted quién le ha nombrado jefe de esto?
   -¡Un respeto! ¡Me nombró el Santi!
   -Pues me da que pronto pasará a la reserva y asumiré yo el poder neuronal.
   -¡Eso jamás! ¡Este acto de indisciplina será castigado!
   -Ya, ya, voy a hacer una llamada.

   -¿Está el cerebelo?
   -¿De parte de quién?
   -Soy la Neurona Malasombrina.
   -Hola, ¿puedo ayudarte?
   -Sí, mira, ordena a los músculos que el Santi se dé unos cuantos cabezazos contra una pared, que hay unas cuantas neuronas que sobran.
   -¿Otra vez? ¡Jo! Algún día se nos va a ir la mano.
   -Bueno, tampoco se perdería gran cosa.
   -Eso es verdad. Venga, lo hago y a ver si nos vemos para tomar unos chupitos o algo.
   -Nos vemos, Cere.

   ¡CLOC! ¡CLOC! ¡CLOC!

   -A ver, las neuronas que hayan sobrevivido que se larguen del lóbulo frontal y ya os llamaré si quiero algo de vosotras. Y tened claro que a partir de ahora mando yo y punto.

   Pues nada, que pensaba escribir un post, pero no ha sido posible. Lo que no entiendo es porqué me duele la cabeza. Me tomaré un calmante y lo intentaré otro día...

Santi Malasombra
   -
 

domingo, 8 de mayo de 2016

Malasombra el bueno

   Pues me levanté de la cama con una extraña sensación. Sentí unas asquerosas ganas de hacer el bien, pero como no estoy acostumbrado necesitaba una idea. Afortunadamente mi privilegiada inteligencia enseguida encontró la solución: abriría una tienda de regalos.
   Ya estaba en mi nueva tienda cuando entró la primera clienta.
   -Buenos días, señorita, ¿qué desea?
   -Verá, estaba buscando un regalo para el cumpleaños de mi hermana. He visto una cajita de música en el escaparate, ¿cuál es su precio?
   -Tiene usted muy buen gusto. Es una cajita hecha en madera de caoba con incrustaciones artesanales de oro. Su precio original es de 200€, pero estamos celebrando "el día feliz" y se lo dejo por 10€.
   -¿En serio?
   -Totalmente en serio y, ¿no le gustaría algo para usted? Tenemos unos joyeros magníficos y están rebajados un 95%.
   -¡Oh! Pues mire, me llevaré uno.
   -¡Perfecto! Son 15€ en total.
   -Aquí tiene y muchas gracias, me alegró el día.
   -De eso se trata, señorita, que tenga un día maravilloso.

   Enseguida llegó un caballero con una niña y preguntó por una figura de bronce para su despacho.
   -Caballero, el precio de esa figura está rebajado por hoy: se la dejo por 3€.
   -¡No puede ser! ¿Es falsa?
   -¡Claro que no! Es bronce auténtico y su valor real supera los 100€, pero hoy es un día especial.
   -Pues me la quedo.
   -¡Perfecto! Por cierto, esa niña tan guapa que le acompaña, ¿es su hija?
   -Pues sí.
   -¿Qué le parecería comprarle la colección completa de películas de Disney por 2€ más?
   -¿Cada Blue-Ray?
   -No, no, por todos.
   -Está bien, me la quedo.
   -Son 5€ en total, señor. Además le regalo un pisapapeles de plata para su despacho y un neceser para viaje.
   -¡Esto es increíble! ¡Muchas gracias!
   -No hay porqué darlas y disfrute del día.

   En fin, que parece que se fue corriendo la voz y la tienda se llenó de clientes. A media mañana lo había vendido todo. Y para que veáis lo buena persona que soy no voy a aburriros contando todas y cada una de las ventas, pero fueron más o menos como las dos primeras.
   Lo único que me faltaba es hacer cuentas. Vendí mercancía valorada en 12.000€ por poco más de 300€, suficiente para una buena mariscada.
   Y allí estaba, en el restaurante disfrutando de los bichos esos del mar cuando decidí poner la guinda al pastel en ese día en el que decidí ser bueno: me faltaba hacer una llamada de teléfono:
   -112 ¿tiene algún problema?
   -Verá, he estado en una tienda de regalos y no me pregunté cómo lo sé, pero alguien ha maniatado  a los propietarios y los ha encerrado en la trastienda. Tal vez debería mandar a la policía o algo para que no les pase nada malo. Le doy la dirección...
   -Nos ponemos en marcha, señor. ¿Le puedo preguntar su nombre?
   -El gran Malasombra nunca da su nombre en una llamada anónima, ¿es usted tonto o qué? ¡Vayan a la tienda!
   Al final el operador del 112 me ha enfadado.
   ¡Es que no se puede ser bueno! ¡Me vengaré!

   Santi Malasombra

domingo, 1 de mayo de 2016

Hijo de Buda

   Estoy en una de esas etapas raras y me he acercado a uno de esos tipos calvos con túnica naranja y después de pegarle, por supuesto, se la he robado. Ahora voy a ver de qué va este rollo. Lo primero que necesito es una cosa de esas formadas por muchos papeles con letras que van unidos y forman algo que los culturetas llaman libro. Entro en una librería y le pego al señor que vende esas cosas. Le pregunto, pero no puede contestarme. Es que a veces soy tonto. Tendré que probar en otra y preguntar primero. Así lo hago y me dice que tiene algo llamado "Introducción al budismo". Pues me vale. Ahora que lo tengo ya le puedo pegar.
   Bueno, pues ya estoy en mi castillo. A ver qué dice el libro.

   Existen cuatro nobles verdades:

   1. La vida es sufrimiento.
   Se sufre con las enfermedades y el dolor físico. También se sufre con el dolor mental: miedo, decepción, ira, etc.
   Lo que Buda dice es que también hay felicidad y que se puede encontrar venciendo al sufrimiento.

   Pues nada, vamos a experimentar a ver si es verdad. Precisamente siempre tengo a mano un buen látigo y una buena remesa de prisioneros en mis mazmorras.
   -A ver, señor prisionero, le voy a encadenar a la pared y luego le daré trece latigazos. Lo que debe hacer usted es vencer al sufrimiento y conseguir la felicidad.
   -Pero, señor Malasombra, yo no he hecho nada. Ni siquiera sé porqué me tiene encerrado.
   -Le encerré porque le vi pidiendo una cerveza sin alcohol en un bar, pero vayamos al tema.
   Después de los latigazos pregunté al señor prisionero.
   -¿Es usted feliz? ¿Ha vencido al sufrimiento?
   -¡Ahhhh! ¡Qué dolor! ¡No me pegue más!
   En fin, parece que esto no funciona. Vayamos a por la segunda noble verdad:

   2. El sufrimiento es resultado de los deseos y de la ignorancia.
   Se desean cosas y, cuando se consiguen, nos centramos en otros deseos debido a nuestro egoísmo y así estamos siempre atados a conseguir algo. Se alcanza El Nirvana cuando no hay deseos.
   Por otra parte, no conseguir los deseos nos lleva a la frustración y a la ira.
 
   Mira, pues esto puede ser mi camino. Yo sólo tengo un deseo: conquistar el mundo y someter a los humanos. Cuando lo consiga me planto y ya no desearé nada más. Lo mismo El Nirvana ese está más cerca de lo que pienso. Además, mientras no lo consiga podré seguir disfrutando de la ira que, digan lo que digan, es un sentimiento muy bonito y que me ha dado grandes días de gloria.
   A ver qué dice la tercera noble verdad:

   3. Se puede superar el sufrimiento.
   Para alcanzar la felicidad hay que conocer las causas de nuestro sufrimiento, neutralizarlas y orientarnos para superarlo.

   Hombre, no sé si volver a traer al señor prisionero será buena idea. Incluso a mí me resulta un pelín excesivo. Venga, experimentaré con otro.
   -Señor prisionero, antes de que pregunte ya le digo que lo encerré porque el jueves pasado usted dijo en mi presencia que era "juernes". Le ataré a la pared, le azotaré y luego le preguntaré.
   -Pero yo...
   -Ni pero ni pera...
   Después de unos cuantos azotes bien dados, pregunté:
   -¿Está sufriendo?
   -¡Sí!
   -¿Cuál es la causa de su sufrimiento?
   -¡Los azotes!
   -¿Puede neutralizarlos?
   -¡No! ¡Estoy atado! ¡Hijo de p...!
   -¡Qué mal hablado es usted! ¡a ver si aprende educación!
   Pues no sé yo si esto del budismo es buena idea. Parece que tiene lagunas, pero ya que estamos vamos a por la cuarta noble verdad:
   
   4. El noble camino óctuple.
   Se puede alcanzar la sabiduría siguiendo este camino y su representación es la rueda del dharma.
   Hay ocho pasos que hay que seguir, aunque no necesariamente en orden.
   1.Visión o comprensión correcta.
   Bueno, lo mismo que en el psicotécnico que hay que hacer para el carnet de conducir. Es decir, que a los conductores ya les homologan este paso los señores budistas.
   2. Pensamiento o determinación correcta.
   Cuando pienso en maldades tomo el camino correcto para llevarlas a cabo. Por ejemplo: un día de lluvia pienso que sería divertido salpicar a los que van por la acera y tengo la determinación de coger el coche y llevar a cabo el pensamiento.
   3. Hablar correcto.
   Pues ya sabemos que no hay que buscar budistas en "Hombres, mujeres y viceversa".
   4.Actuar correcto.
   Esto sí lo cumplo: cuando entro en una tienda de discos y veo que venden "música" de Bieber, Maná, Coldplay o Alborán, robo los discos y les meto fuego.
   5. Medio de vida correcto.
   Cada vez me acerco más al Nirvana ese. Me gano la vida con actividades tan gratificantes como  la estafa, el chantaje, la extorsión...Y todas las llevo a cabo correctamente.
   6. Esfuerzo correcto.
   Evidentemente. Nada se consigue sin esfuerzo. Cuando le pego a alguien no lo hago tirado en un sofá. Bueno, a veces ordeno que lo hagan mis esbirros, pero lo normal es que lo haga personalmente.
   7. Estar presente o consciencia del momento correcta.
   Este está claro. Cuando hago una maldad intento estar presente para divertirme. Sería una lástima perderme esos bonitos momentos en los que, por ejemplo, hago que un alérgico a la lactosa se tome un vaso de leche.
   8. Concentración o meditación correcta.
   Me da a mí que esto sí que me supone un problema. Yo soy incapaz de estar concentrado: mientras escribía este post me he levantado del ordenador varias veces a perseguir una mosca, he llamado a la Guardia Civil para denunciar al árbitro que ayer expulsó a uno del Betis, he hecho una espada láser en punto de cruz, he cocinado lentejas, he leído las tres primeras páginas de siete libros, me he cortado las uñas del pie izquierdo, he visto el final de "Dos tontos muy tontos", he cambiado los muebles de sitio, he salido a la calle con mi tirachinas y he roto cuatro cristales, he ido al chino y me he comprado un peine, he subido a un árbol a gritar como Tarzán, he regado las macetas de la terraza y he tirado el agua sobrante a un señor que pasaba por debajo...bueno, como he fallado, también le tiré la maceta, me detuvieron por agresión, me llevaron a juicio, alegué que fue un accidente y me absolvieron y, por último, me volví a sentar ante el ordenador para escribir. En fin, lo que se dice un domingo de rutina.

   Bueno, damas y caballeros, espero que os haya servido esta guía para ser budista. Pero sobre todas las cosas recordad siempre que:
   La solución a los problemas no está en el fondo de una jarra de cerveza: está en la jarra llena.

   Santi Malasombra

domingo, 24 de abril de 2016

Cervantes, Shakespeare y eso...

   Hola y tal y bienvenidos a un nuevo pograma de debate y eso que "La octava" me da la oportunidad de dirigir y presentar. En este pograma que, por cierto, se llama "Al gris en las últimas", daremos la oportunidad de enfrentar a personajes de actualidad o no para que expresen con total libertad sus puntos de vista. Hoy, como es el primer pograma, he invitado a dos pesos pesados de las letras:
William Shakespeare y Miguel de Cervantes. ¡Un fuerte aplauso para ellos!
   -Señor Shakespeare, un honor que nos visite.
   -El honor es mío, señor Malasombra, pero déjeme decirle que se dice "programa" y no "pograma", como usted ha hecho ya tres veces.
   -Escucha Willy, no me toques los cohones, que alguien que habla con calaveras no va a venir a decirme cómo tengo que hablar. Sé perfectamente que se dice "programa" pero yo digo "pograma" porque me hace gracia y punto.

   ¡Plas, plas, plas, plas, plas,!

   -Gracias por los aplausos, querido público. Ahora saludo a don Miguel que, por cierto, ha perdido una oportunidad de oro para que me caiga bien. Buenas noches, señor Cervantes.
   -Buenas noches, señor Malasombra, no entiendo a qué se refiere, ¿qué oportunidad he perdido?
   -Bueno, bueno, yo creía que estaba ante dos genios y resulta que son más bien cortitos. Mira, Miguelito, cuando le he dado el corte al Willy han aplaudido todos y tú no lo has hecho.
   -Pero, señor Malasombra, se ha fijado en que me falta un brazo.
   -¡Bah! detallitos sin importancia. Vamos a lío que el tiempo es oro. A ver, Willy, ¿qué es lo que huele mal en Dinamarca? ¿Acaso los daneses no se duchan? ¿Insinúas que los daneses son guarros? ¿A qué huelen las nubes?
   -Verá, señor Malasombra, es un recurso literario que incluí en Hamlet para definir de forma metafórica que la muerte de su padre...
   -¡Ehhhh! ¡Nada de spoilers, Willy! Además, ya me estaba aburriendo con la explicación. Ahora te callas un ratito.
   -Miguelito, ¿cómo te sienta que a unos dulces que hacen en La Roda les hayan puesto tu nombre?
   -Bueno, no sé qué decir, supongo que está bien, no me ofende si se refiere a eso.
   -Pues sí, a eso me refería, le ponen a unos dulces "Malasombritos" y arraso el pueblo, pero parece que tú no tienes sangre, ¿no fuiste soldado?
   -Sí, fui soldado, y luché contra los turcos junto al capitán Juan de Urbina al servicio de Felipe II.
   -¿Juan de Urbina, el que la tenía como una lubina?
   -¿Cómo dice?

   ¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja!

   -Veo que al público le ha hecho gracia. Pero he advertido que la persona sentada en la tercera fila, en el asiento ocho, no se ha reído. ¡Venga aquí, persona del público! ¿No le ha hecho gracia?
   -La verdad es que no.
   -Está bien, admiro su sinceridad y como prueba le regalo un viaje con todos los gastos pagados a una ciudad maravillosa llamada culo. ¡Qué se lo lleven!
   -Bueno, sigamos y si oyen gritos de dolor no se preocupen: es que Matias Prats está probando el látigo con el tipo que acabo de echar y ensayando con el "permítame que insista". Espero que luego limpien bien la sangre.
   -Ya no sé ni por donde iba este debate o lo que sea, pero ¿en serio es tan interesante como para seguir? No sé yo...
   -Willy, ¿Algo que añadir?
   -Verá, quiero reivindicar mi obra que se ha representado durante siglos y exijo que usted respete mis ideas y mi compromiso con el noble arte de las letras llevadas a ese maravilloso templo que es el teatro donde se puede reír, llorar, pensar...
   -¡Ehhhhh! ¡Corta el rollo! ¡Perroflauta! ¡Te voy a encerrar!
   -Pero yo sólo...
   -Ni solo, ni cortao, ni descafeinao...¡Al calabozo!
   -A ver, Miguelito, algo que añadir antes de terminar.
   -Señor Malasombra, perdone que se lo diga, pero el supuesto público son gigantes que nos atacan.
   -¡Pardiez! ¡Pues acabemos con ellos! ¡Tomemos las lanzas!

   Y así fue como Don Miguel de Cervantes y un servidor alanceamos a cincuenta personas que salieron huyendo despavoridas y con algún agujero de más. Ahora estamos atrincherados y tenemos como rehén a Willy. La policía acaba de exigirnos que liberemos a Willy y les he dicho que no tenemos ballenas y que si quieren ver una peli que se vayan al cine. Por cierto, a la orca se le llama ballena asesina, ¿sabéis que no hay registrados ataques a humanos de estos bichos en libertad? En fin, que será mejor que me entregue porque Miguelito se está poniendo pesado y lo mismo escribe algo. Eso no lo puedo consentir porque me dejaría mal. De todas formas pasaré poco tiempo en la cárcel. Tengo un amiguete que tiene un amigo que conoce a alguien de Faustbanc y que se limpiará las manos con mi caso.
   Ser o no ser, he ahí la cuestión...Pero, ¿cuál es la respuesta? ¿Ser o no ser? Si preguntara, ¿Sofía Vergara o Kate Upton? La respuesta sería obvia: las dos. Pero ¿ser o no ser?
   Sespir: vete a la mierda, hombre.

   Santi Malasombra

domingo, 10 de abril de 2016

Desmontando refranes

   Dicen que el refranero es sabio, pero es mentira: es más falso que yo cuando sonrío. Voy a desmontar algunas de las frases que han pasado de generación en generación y que han mantenido a la humanidad engañada. Menos mal que estoy yo aquí para que se sepa la verdad.

   "No hay mal que cien años dure"
   En abril de 1912 se hundió el Titanic. En su día ya conté la verdad sobre esta tragedia. Adjunto enlace como hacen los blogueros y eso... Pincha Aquí para leerlo.
   El caso es que ya han pasado más de cien años y a día de hoy, además de las 1.500 víctimas, continúa la tragedia: ¡Sigue sonando la maldita canción de la maldita película del maldito Cameron! No me negaréis que el mal sigue durando un siglo después.

   "El que la hace la paga"
   Bien, la cerveza se consume desde hace milenios y se vende en tabernas desde hace siglos. ¿Vosotros pensáis que los que la hacen la pagan? ¡Pues no! La paga quien la toma. Si vais a un bar y pedís una caña comprobaréis que estoy en lo cierto.

   "No hay enemigo pequeño"
   ¿Cómo que no? ¿Cómo que no? ¿Cual es el animal que más muertos ha causado en la historia de la humanidad? No es el león, ni el cocodrilo, ni el hipopótamo, ni la serpiente, ni el humano...¡Es el mosquito!

   "No hay dos sin tres"
   No sé, pero yo no conozco a nadie con tres manos, tres orejas, tres piernas, tres ojos...Bueno, figuradamente se dice de algunos señores que tienen tres piernas y puedo admitir lo del tercer ojo, pero figuradamente. La realidad es que sí hay dos sin tres.

   "La primera impresión es la que cuenta"
   Vamos a ver, hoy con la impresión digital es posible que un libro salga bien a la primera, pero dudo mucho que cuando el señor Gutenberg probó su invento se quedase con la primera impresión. Supongo que el hombre haría sus pruebas antes de presentar "La Biblia", ¿No?

   "El que siembra vientos recoge tempestades"
   ¿Estamos locos? El viento no se puede sembrar. Se pueden sembrar muchas cosas como el lúpulo para hacer cerveza y otras cosas menos importantes, pero no el viento.

   "De los cuarenta para arriba no te mojes la barriga"
   ¿No te puedes duchar a partir de los cuarenta? ¡Claro que sí! Yo creo que el que inventó este refrán era un guarro y lo utilizó como escusa.

   "Cada oveja con su pareja"
   Cuando las señoras ovejas están en celo son inseminadas por los señores carneros. No les importa quienes sean. No son como las águilas, por ejemplo, que se emparejan de por vida. No he puesto a los humanos como ejemplo porque hablando de carneros y cuernos...en fin...

   "Cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo"
   Este es el último por hoy. Mata moscas con el rabo o se lee una lista de refranes y les da la vuelta porque le apetece escribir algo y no se le ocurre una aventura que contar...Tal vez otro día...

   Santi Malasombra

domingo, 13 de marzo de 2016

Final feliz

   -Doctor, no estoy bien.
   -¿Qué te pasa, Malasombra?
   -Hacer el mal ya no me sale bien y eso me deprime.
   -¿Ha pasado algo en estos días fuera de lo normal?
   -Pues ahora que lo dice, sí. Monté en el autobús y sólo quedaba un sitio libre. Estaba a punto de sentarse en él una señora embarazada y no lo podía permitir por lo que la aparté y me senté yo. En ese momento el asiento se desplomó. Con la prisas no había visto un cartelito sobre el respaldo que prohibía sentarse. La señora me dio las gracias sonriendo por el favor que le había hecho. Me sentí mal porque mi intención era que ella se quedara de pie y se enfadara por mi descortesía.
   Bajé del autobús dispuesto a redimirme y lo primero que hice fue comprar una careta de monstruo y apostarme en una esquina para asustar al primero que pasara. Pues nada, pasa un tipo, le pego un grito y a a los pocos segundos me da las gracias. Resulta que llevaba varias horas con hipo y yo se lo había quitado.
   Y aquí no acaba la cosa. Me largo enfadado y me encuentro con unas niñas vendiendo galletas para el viaje de fin de curso. Era mi oportunidad de hacer algo realmente malo. Se las robé y salí huyendo, pero tropecé y caí al suelo. Al levantarme me di cuenta de que me estaban grabando con el móvil y me amenazaron con difundir el vídeo si no les pagaba las galletas por el doble de su valor. Tuve que hacerlo y ellas se marcharon muy contentas y, encima, tarareando un tema del Bieber. ¿Se puede ser más desgraciado que yo? Al menos esta vez no me enfadé porque dentro de lo malo había sido testigo de un chantaje, que siempre es bonito, pero claro, no es tan divertido cuando el chantajeado soy yo.
   Pues ya no me quedaba más remedio que acudir a uno de mis grandes clásicos para salvar el día: pegarle a alguien. Entro a un bar dispuesto a armar bronca y pido una cerveza: finjo que está mala y se la tiro al camarero. El tipo se agacha a tiempo y el líquido va a parar a la plancha que en ese preciso momento se estaba incendiando y apago el fuego. ¡Joer! ¡Encima me da las gracias y me invita a otra! Pues no me rindo y le pego un manotazo en la espalda a un cliente para seguir buscando pelea y al darse la vuelta también me da las gracias porque se estaba atragantando y lo había salvado. Para más recochineo, al salir del bar una señora que estaba tomando un café me dice que ojalá hubiese más ángeles como yo por el mundo.
   Ya no podía más, doctor, y me largué a mi casa a llorar. Así me he pasado tres días hasta que decidí venir a verle. ¡Necesito ayuda! ¡Usted es psiquiatra! ¡Haga algo! ¡Buaaaaaaa! ¡Buaaaaaaa!
   -Venga, malasombra, no llores, que lo que te ha pasado tiene explicación.
   -¿En serio, doctor?
   -Sí, hombre, ¿conoces la ley de Murphy?
   -Pues no, conozco la ley mordaza, que es divertida porque coarta algunas libertades y eso me gusta.
   -Pues la ley de Murphy dice que si algo es susceptible de empeorar, lo hará. Eso es lo que te ha ocurrido. Tuviste un mal día y se dieron las circunstancias para que todo te saliese mal, pero la buena noticia es que es algo pasajero y que no ocurre siempre.
   -¿Está seguro, doctor?
   -Claro que sí, Malasombra, puedes marchar tranquilo, que todo volverá a la normalidad.
   -Muchísimas gracias, doctor, ¿cuánto le debo?
   -200€ y es precio de amigo.
   -Aquí los tiene y además le regalo esta figurita de pastorcito que robé de un belén la última Navidad.
   -Pues muchas gracias, amigo.

   Pues parece que el doctor me ha tranquilizado, pero de todas formas he de comprobarlo:
   -¿Policía?
   -Sí, ¿tiene algún problema?
   -Verá, he estado en la consulta de un psiquiatra y resulta que tiene una figurita de un pastor llena de cocaína.
   -Denos el nombre y la dirección.
   -Doctor Freud, calle del Percebe, 13.
   -Gracias por su colaboración.

   Esperé sentando en un banco enfrente de la consulta del doctor y al poco apareció la policía. Minutos más tarde pude ver como se lo llevaban esposado y, por fin, pude respirar tranquilo.
   Si algo he aprendido hoy es que cuando estás abajo del todo sólo puedes subir. No lo olvidéis, queridos amiguitos, y no os rindáis nunca por mal que se pongan las cosas.

   Santi Malasombra
 

domingo, 6 de marzo de 2016

Un domingo cualquiera

   Suena el despertador, lo reviento de un martillazo y me levanto. ¡Es domingo! Bueno, en realidad me da lo mismo porque todos los días son iguales. Lo primero, la ducha: llamo a un esbirro y le ordeno que me traiga a uno de los prisioneros que tengo en las mazmorras del castillo, lo colocan en una pared y le doy un manguerazo de agua con una manguera de esas que usan los señores que apagan incendios. La experiencia me ha enseñado a mantener la presión justa de agua: lo suficientemente fuerte para que el señor prisionero no pueda levantarse, pero que sobreviva para poder reírme otro día de él. 
   Bueno, pues ya he cumplido con la ducha diaria. Ahora toca el desayuno. Hoy me apetece hacerlo en un bar. Salgo con mi flamante coche deportivo de 500 caballos a los que previamente he alimentado con pienso y buena hierba: al contrario que a los humanos, a los animales hay que tratarlos bien, 
   La verdad es que no avanzo mucho porque me parece que la hierba era demasiado buena y los caballos parecen colocados. En fin, voy a ponerles un disco de Bob Marley y llamaré a un taxi. 
   Pues llego al bar y lo primero que veo es a una pareja sentada en un mesa disfrutando del café y de unos churros. No pude ni quise evitar acercarme y decirle a ella:
   -Hola, guapísima, después del otro día no te puedo quitar de mi cabeza. ¡Qué bien lo pasamos! Aunque eres un poquito falsa. Dijiste que era un dios en la cama, que volverías a llamarme y no lo has hecho.
   -¿Pero qué dice usted? ¡No le conozco de nada!
   -Ya, ya, ¿es tu novio?
   -¡No! Soy su marido- dijo él levantándose airado y con ganas de pelea.
   -Mira muchacho, no te enfades, que para ti es un honor que te ponga los cuernos conmigo. 
   Me atacó con toda su furia, pero no contaba con que yo no estaba solo: mis guardaespaldas actuaron enseguida y lo inmovilizaron. Saqué del bolsillo un casco de vikingo que casualmente llevaba encima y se lo puse. Ella también me atacó y me dio unos guantazos que aguanté estoicamente sin defenderme: es el pago por ser maligno.
   Salí del bar y me di cuenta de que no había tomado nada. Es que a veces me despisto. Entonces recordé que muy cerca del aquel bar había una gasolinera que, además, tiene cafetería. Pues dicho y hecho. Me acerqué y les dije al personal que abandonaran el lugar porque estaba ardiendo.
   -¿Qué dice usted? ¡No vemos el fuego!- Contestó uno de ellos.
   -No, pero espere un segundo, señor.
   Saqué un lanzallamas del otro bolsillo y le pegué fuego al sitio. Todos salieron huyendo y aproveché la confusión para prepararme un buen café que degusté mientras observaba el bonito fuego y el humo negro del combustible ardiendo. 
   Pronto llegaron los bomberos y con sus mangueras sofocaron el incendio.
   -¡Buen trabajo, muchachos!
   -Gracias, señor, ¿qué ha pasado aquí? ¿Cuál es el origen del fuego?
   -Bueno, señores bomberos, esa es una historia complicada. Según algunos estudios, el hombre comenzó a dominar el fuego hace como un millón y medio de años más o menos. Lo consiguieron frotando dos palos aunque ya lo conocían por la caída de los rayos sobre los árboles. Pero claro, no sabemos a ciencia cierta si consiguieron controlarlo antes. Pero si me permiten hay otra historia que mola más. Verán, un tal Prometeo, hijo de Jápeto, era un Titán que se mezcló con los humanos y trató de que éstos vivieran mejor. Se dio cuenta de que vivían en cuevas y de que no podían cocinar los alimentos. Entonces, subió al Monte Olimpo donde los dioses se pegaban la gran vida y le pidió a Zeus que le diese un poquito de fuego para los humanos. ¡Ni de coña! dijo Zeus. Entonces Prometeo en un descuido robó una chispa del rayo de Zeus y la bajó a los humanos para que su vida fuese mejor. 
   Zeus se dio cuenta de que en la Tierra había fogatas y decidió encadenar a Prometeo a una montaña como castigo. Yo, personalmente, habría sido más duro con Prometeo. ¿Ayudar a los humanos? ¿De qué vas, payaso? Desgraciadamente, Hércules rescató a Prometeo y como castigo ahora el Hércules está en Segunda B.
   De pronto me di cuenta de que los señores bomberos se habían dormido ante el rollazo que les estaba metiendo. Pues nada, hay que aprovechar las oportunidades: les robé el camión y así ya tengo mangueras nuevas para la ducha de mañana. 
   Es que uno nunca sabe las sorpresas que te puede deparar un domingo cualquiera...

   Santi Malasombra 

domingo, 28 de febrero de 2016

Te cuento un cuento

   La vida está llena de momentos desagradables que yo trato de evitar: dar los buenos días, dar las gracias, sonreír, ser amable...ese tipo de cosas. Pero a veces uno ha de hacer sacrificios para conseguir lo que quiere o para tener contentas a ciertas personas.
   El caso es que tengo una amiga que alguna vez ha trabajado para mí y digamos que le debo un favor. Me llamó porque tenía un compromiso ineludible y quería que hiciese de canguro de su hija el fin de semana. La niña tiene cuatro años y no se atreve a dejarla sola en casa. No entiendo porqué. Yo, con cuatro años, organicé mi primer motín en la guardería y puse en jaque a los antidisturbios.
   Bueno, llegó a mi castillo y su madre me la dejó con unas cuantas advertencias:
   -Malasombra, que no tome dulces, que no beba cerveza, que no fume y que no juegue con armas.
   -¡Jo! Me quitas todo lo divertido, a ver cómo la entretengo.
   -Nada, he traído alguno de sus juguetes, que juegue con ellos o que vea un canal infantil en la tele y cuando tenga sueño la acuestas y ya está.
   -Bueno, vale, está bien, marcha tranquila.
   Allí me quedé con la niña y la verdad es que no causó ninguna molestia. Se entretuvo con sus cosas y no me molestó en absoluto. Al anochecer le dije que se fuese a la cama y así lo hizo. La arropé, pero antes de salir de la habitación me dijo:
   -Señor Malasombra, cuénteme un cuento para que pueda dormir.
   -¿Un cuento? ¡Jo! ¿Es necesario?
   -Mi mamá siempre lo hace. Porfi, cuénteme un cuento...
   -¡Está bien!
 
   Mira, había una vez una niña de rubios cabellos llamada Caperucita a la que su mamá encargó una misión: tenía que llevar un anillo por el bosque y tirarlo en el Monte del Destino en Mordor.
   Caminaba cantando canciones de Siniestro Total hasta que llegó a una casita de paja. Tocó a la puerta y dijo:
   -¡Ábreme la puerta o soplaré, soplaré y tu casa derribaré!
   Un cerdito abrió la puerta y le dijo:
   -¿Qué quieres, Caperucita?
   -Nada, señor cerdito, sólo quería preguntar si este es el camino correcto para Mordor.
   -Pues sí. Todo recto, muchacha- dijo entre risas.
   -¿De qué te ríes?
   -Nada, del imbécil de mi hermano que ha construido una casa de ladrillos para nada.
   -¡Ah, vale! Pensaba que me tomabas el pelo.
   -No, Caperucita, sigue tu camino.

   La niña siguió caminado y se encontró con el lobo feroz.
   -¿Dónde vas, Caperucita?
   -Mira, lobo, tengo prisa y no estoy para bobadas. A un kilómetro hay un cerdito que vive en una casa de paja el muy tonto. Ve allí y podrás zampártelo.
   -¡Oh! ¡Gracias, niña!
   -¡A mandar!

   De pronto, se encontró con una tribu de osos de peluches y les preguntó:
   -¿Qué hacéis en medio del bosque?
   -Vivimos aquí y vamos a ayudar a la rebelión a destruir la Estrella de la Muerte.
   -¿Por qué motivo?
   -Es que nuestro nuevo dios, C3PO, tiene poderes y levita en el aire.
   -¡Idiotas! Eso no es más que un truco Jedi. Porque tengo prisa, pero lo que debería es avisar a Darth Vader de vuestros planes.
   -Niña, déjanos en paz con nuestras cosas.
   -Vale, vale,que os den...

   Caperucita ya estaba a punto de abandonar el bosque y llegar al monte cuando encontró a una niña encerrada en una torre que suplicaba su ayuda:
   -Ayúdame, que estoy encerrada y no puedo salir.
   -¡Vaya por Dios! ¿Y quién eres tú?
   -Me llamo Rapunzel y me han encerrado.
   -Por algún motivo, supongo.
   -Dicen que soy repelente.
   -Y seguramente lo seas, pero yo no me voy a interponer, que tengo cosas que hacer.
   -Al menos dame algo para comer.
   -Bueno, espera que hago una llamada.
    Al rato apareció una ancianita con una manzana y Caperucita le dijo que se la diera a Rapunzel.
   -Pero no es Blancanieves- dijo ella.
   -Ya, pero dice que es la más guapa del reino.
   -¡Se va a enterar esa presumida!
   -Ea, toda tuya, me largo.

   Por fin llegó Caperucita al borde del Monte del Destino y cuando sacó el anillo para tirarlo apareció un hombre calvo de aspecto desaliñado que le gritó:
   -No, Caperucita, no tires el anillo.
   -¿Por qué no voy a tirarlo?
   -Es de oro y conozco una casa de empeños donde venderlo y con el dinero podemos comprar cervezas.
   -Me gustas como piensas, tío, ¿cómo te llamas?
   -Homer Simpson.
   -Presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad.

   Lo cierto es que la niña se había dormido nada más comenzar el cuento, pero yo lo acabé de todas formas. No sé porqué, pero sospecho que las setas que cené tenían un sabor extraño...¡Anda! ¡Un unicornio! ¡Un unicornio!

Santi Malasombra
 
 
 
 

domingo, 21 de febrero de 2016

El secreto de Malasombra

   Noche cerrada, oscuros callejones y enormes ratas que parecían reírse entre la densa niebla de la ciudad maldita.
   Camino lentamente y atento a cualquier ruido que no fuese el de mis pisadas sobre la desgastada acera. Llego a una puerta, compruebo con cierto nerviosismo que nadie me ha seguido y golpeo tres veces con mis nudillos. Al momento se abre una rendija en la parte superior y alguien me pide una contraseña.
   -Mola mazo cocer col en un cazo. 
   -Correcto, señor Malasombra, puede pasar.
   -Gracias y tal y cual.
   La estancia está apenas iluminada por una pequeña bombilla que cuelga del techo. Coloco el abrigo y el sombrero en una cosa de esas donde se cuelgan cosas. En la mesa me esperan tres personas con cara de pocos amigos. Me siento y saludo con mi habitual cortesía:
  -¿Qué coño estáis mirando?
  Nadie responde, pero uno de ellos, Nick Carapalito, se levanta airado y me apunta con su revolver.
  -¡Llegas tarde, Malasombra! 
  -Ya, bueno, el tráfico, ya sabes, anda siéntate a ver si me voy a enfadar- contesté mientras en un movimiento ninja le puse una katana en el cuello.
   Entonces otro de los hombres, Jhonny Cuellosugus, dijo con voz calmada.
   -Señores, haya paz, vayamos al asunto que nos ha traído aquí.
   Johnny tenía razón y guardamos nuestras armas. El único que no había dicho nada era el cuarto hombre que, impasible, seguía sentado en su silla: era el mítico Tony Puñobrocoli.
   Ya estábamos todos sentados y dispuestos a culminar el plan que llevábamos meses preparando.
   Cuatro hombres despiadados reunidos en torno a una mesa con botellas de bourbon, puros de los caros y pistachos. Nada podía salir mal.
   -Bien- dije- antes de comenzar he de asegurarme de que nadie se va a rajar. Somos hombres con muchos delitos a nuestras espaldas y con una reputación que mantener. Si nuestros enemigos llegan a conocer lo que vamos a hacer aquí sería nuestro final. 
   -Ya lo hemos hablado-dijo Johnny- estamos contigo hasta el final y asumiremos las consecuencias si algo sale mal. 
   Se hizo un incómodo silencio mientras una cerilla encendía el primero de los puros y el primer vaso era bañado por el bourbon. Fue Tony, el más callado el que dio el paso:
   -¡Vamos a hacerlo! ¡Con un par!
   Hice una señal al esbirro que abrió la puerta y nos trajo a un prisionero que habíamos capturado. Era un policía de los que pintaba con tiza las siluetas de nuestras víctimas.
   -¿Qué queréis de mí? ¡Por favor! ¡No me matéis!
   -Eso depende de ti- dije- Te vamos a pedir algo y deberás hacerlo. Coge una tiza y dibuja en el suelo el juego del tejo.
   -¿Cómo dice?
   -¿Estás sordo o qué? ¡Qué dibujes el juego del tejo!
   El policía cogió la tiza, se puso de rodillas y lo hizo. Luego se levantó y con cara de susto preguntó:
   -¿Y ahora qué?
   -Eso no es asunto tuyo. Te vamos a soltar, pero recuerda que gracias a nosotros tienes trabajo y si te vas de la lengua te la cortaremos, además de otras cosas. 
   -Seré una tumba, lo juro.
   -Bien, mejor que lo seas si no quieres estar en ella. 
   Una vez liberado el policía sano y salvo...Bueno, lo confieso, le dimos una paliza, pero creo que sobrevivirá...creo..
   Pues ya podíamos comenzar a jugar al tejo. Eso sí, con música de los cantajuegos de fondo. 
   Y es que los criminales como nosotros somos muy infantiles, pero debemos mantenerlo en secreto.
   
   Advertencia: si lees esto y lo cuentas, te buscaremos y te reventaremos. Eso sí, desde el cariño y eso. 

   Santi Malasombra