domingo, 1 de mayo de 2016

Hijo de Buda

   Estoy en una de esas etapas raras y me he acercado a uno de esos tipos calvos con túnica naranja y después de pegarle, por supuesto, se la he robado. Ahora voy a ver de qué va este rollo. Lo primero que necesito es una cosa de esas formadas por muchos papeles con letras que van unidos y forman algo que los culturetas llaman libro. Entro en una librería y le pego al señor que vende esas cosas. Le pregunto, pero no puede contestarme. Es que a veces soy tonto. Tendré que probar en otra y preguntar primero. Así lo hago y me dice que tiene algo llamado "Introducción al budismo". Pues me vale. Ahora que lo tengo ya le puedo pegar.
   Bueno, pues ya estoy en mi castillo. A ver qué dice el libro.

   Existen cuatro nobles verdades:

   1. La vida es sufrimiento.
   Se sufre con las enfermedades y el dolor físico. También se sufre con el dolor mental: miedo, decepción, ira, etc.
   Lo que Buda dice es que también hay felicidad y que se puede encontrar venciendo al sufrimiento.

   Pues nada, vamos a experimentar a ver si es verdad. Precisamente siempre tengo a mano un buen látigo y una buena remesa de prisioneros en mis mazmorras.
   -A ver, señor prisionero, le voy a encadenar a la pared y luego le daré trece latigazos. Lo que debe hacer usted es vencer al sufrimiento y conseguir la felicidad.
   -Pero, señor Malasombra, yo no he hecho nada. Ni siquiera sé porqué me tiene encerrado.
   -Le encerré porque le vi pidiendo una cerveza sin alcohol en un bar, pero vayamos al tema.
   Después de los latigazos pregunté al señor prisionero.
   -¿Es usted feliz? ¿Ha vencido al sufrimiento?
   -¡Ahhhh! ¡Qué dolor! ¡No me pegue más!
   En fin, parece que esto no funciona. Vayamos a por la segunda noble verdad:

   2. El sufrimiento es resultado de los deseos y de la ignorancia.
   Se desean cosas y, cuando se consiguen, nos centramos en otros deseos debido a nuestro egoísmo y así estamos siempre atados a conseguir algo. Se alcanza El Nirvana cuando no hay deseos.
   Por otra parte, no conseguir los deseos nos lleva a la frustración y a la ira.
 
   Mira, pues esto puede ser mi camino. Yo sólo tengo un deseo: conquistar el mundo y someter a los humanos. Cuando lo consiga me planto y ya no desearé nada más. Lo mismo El Nirvana ese está más cerca de lo que pienso. Además, mientras no lo consiga podré seguir disfrutando de la ira que, digan lo que digan, es un sentimiento muy bonito y que me ha dado grandes días de gloria.
   A ver qué dice la tercera noble verdad:

   3. Se puede superar el sufrimiento.
   Para alcanzar la felicidad hay que conocer las causas de nuestro sufrimiento, neutralizarlas y orientarnos para superarlo.

   Hombre, no sé si volver a traer al señor prisionero será buena idea. Incluso a mí me resulta un pelín excesivo. Venga, experimentaré con otro.
   -Señor prisionero, antes de que pregunte ya le digo que lo encerré porque el jueves pasado usted dijo en mi presencia que era "juernes". Le ataré a la pared, le azotaré y luego le preguntaré.
   -Pero yo...
   -Ni pero ni pera...
   Después de unos cuantos azotes bien dados, pregunté:
   -¿Está sufriendo?
   -¡Sí!
   -¿Cuál es la causa de su sufrimiento?
   -¡Los azotes!
   -¿Puede neutralizarlos?
   -¡No! ¡Estoy atado! ¡Hijo de p...!
   -¡Qué mal hablado es usted! ¡a ver si aprende educación!
   Pues no sé yo si esto del budismo es buena idea. Parece que tiene lagunas, pero ya que estamos vamos a por la cuarta noble verdad:
   
   4. El noble camino óctuple.
   Se puede alcanzar la sabiduría siguiendo este camino y su representación es la rueda del dharma.
   Hay ocho pasos que hay que seguir, aunque no necesariamente en orden.
   1.Visión o comprensión correcta.
   Bueno, lo mismo que en el psicotécnico que hay que hacer para el carnet de conducir. Es decir, que a los conductores ya les homologan este paso los señores budistas.
   2. Pensamiento o determinación correcta.
   Cuando pienso en maldades tomo el camino correcto para llevarlas a cabo. Por ejemplo: un día de lluvia pienso que sería divertido salpicar a los que van por la acera y tengo la determinación de coger el coche y llevar a cabo el pensamiento.
   3. Hablar correcto.
   Pues ya sabemos que no hay que buscar budistas en "Hombres, mujeres y viceversa".
   4.Actuar correcto.
   Esto sí lo cumplo: cuando entro en una tienda de discos y veo que venden "música" de Bieber, Maná, Coldplay o Alborán, robo los discos y les meto fuego.
   5. Medio de vida correcto.
   Cada vez me acerco más al Nirvana ese. Me gano la vida con actividades tan gratificantes como  la estafa, el chantaje, la extorsión...Y todas las llevo a cabo correctamente.
   6. Esfuerzo correcto.
   Evidentemente. Nada se consigue sin esfuerzo. Cuando le pego a alguien no lo hago tirado en un sofá. Bueno, a veces ordeno que lo hagan mis esbirros, pero lo normal es que lo haga personalmente.
   7. Estar presente o consciencia del momento correcta.
   Este está claro. Cuando hago una maldad intento estar presente para divertirme. Sería una lástima perderme esos bonitos momentos en los que, por ejemplo, hago que un alérgico a la lactosa se tome un vaso de leche.
   8. Concentración o meditación correcta.
   Me da a mí que esto sí que me supone un problema. Yo soy incapaz de estar concentrado: mientras escribía este post me he levantado del ordenador varias veces a perseguir una mosca, he llamado a la Guardia Civil para denunciar al árbitro que ayer expulsó a uno del Betis, he hecho una espada láser en punto de cruz, he cocinado lentejas, he leído las tres primeras páginas de siete libros, me he cortado las uñas del pie izquierdo, he visto el final de "Dos tontos muy tontos", he cambiado los muebles de sitio, he salido a la calle con mi tirachinas y he roto cuatro cristales, he ido al chino y me he comprado un peine, he subido a un árbol a gritar como Tarzán, he regado las macetas de la terraza y he tirado el agua sobrante a un señor que pasaba por debajo...bueno, como he fallado, también le tiré la maceta, me detuvieron por agresión, me llevaron a juicio, alegué que fue un accidente y me absolvieron y, por último, me volví a sentar ante el ordenador para escribir. En fin, lo que se dice un domingo de rutina.

   Bueno, damas y caballeros, espero que os haya servido esta guía para ser budista. Pero sobre todas las cosas recordad siempre que:
   La solución a los problemas no está en el fondo de una jarra de cerveza: está en la jarra llena.

   Santi Malasombra

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