domingo, 8 de mayo de 2016

Malasombra el bueno

   Pues me levanté de la cama con una extraña sensación. Sentí unas asquerosas ganas de hacer el bien, pero como no estoy acostumbrado necesitaba una idea. Afortunadamente mi privilegiada inteligencia enseguida encontró la solución: abriría una tienda de regalos.
   Ya estaba en mi nueva tienda cuando entró la primera clienta.
   -Buenos días, señorita, ¿qué desea?
   -Verá, estaba buscando un regalo para el cumpleaños de mi hermana. He visto una cajita de música en el escaparate, ¿cuál es su precio?
   -Tiene usted muy buen gusto. Es una cajita hecha en madera de caoba con incrustaciones artesanales de oro. Su precio original es de 200€, pero estamos celebrando "el día feliz" y se lo dejo por 10€.
   -¿En serio?
   -Totalmente en serio y, ¿no le gustaría algo para usted? Tenemos unos joyeros magníficos y están rebajados un 95%.
   -¡Oh! Pues mire, me llevaré uno.
   -¡Perfecto! Son 15€ en total.
   -Aquí tiene y muchas gracias, me alegró el día.
   -De eso se trata, señorita, que tenga un día maravilloso.

   Enseguida llegó un caballero con una niña y preguntó por una figura de bronce para su despacho.
   -Caballero, el precio de esa figura está rebajado por hoy: se la dejo por 3€.
   -¡No puede ser! ¿Es falsa?
   -¡Claro que no! Es bronce auténtico y su valor real supera los 100€, pero hoy es un día especial.
   -Pues me la quedo.
   -¡Perfecto! Por cierto, esa niña tan guapa que le acompaña, ¿es su hija?
   -Pues sí.
   -¿Qué le parecería comprarle la colección completa de películas de Disney por 2€ más?
   -¿Cada Blue-Ray?
   -No, no, por todos.
   -Está bien, me la quedo.
   -Son 5€ en total, señor. Además le regalo un pisapapeles de plata para su despacho y un neceser para viaje.
   -¡Esto es increíble! ¡Muchas gracias!
   -No hay porqué darlas y disfrute del día.

   En fin, que parece que se fue corriendo la voz y la tienda se llenó de clientes. A media mañana lo había vendido todo. Y para que veáis lo buena persona que soy no voy a aburriros contando todas y cada una de las ventas, pero fueron más o menos como las dos primeras.
   Lo único que me faltaba es hacer cuentas. Vendí mercancía valorada en 12.000€ por poco más de 300€, suficiente para una buena mariscada.
   Y allí estaba, en el restaurante disfrutando de los bichos esos del mar cuando decidí poner la guinda al pastel en ese día en el que decidí ser bueno: me faltaba hacer una llamada de teléfono:
   -112 ¿tiene algún problema?
   -Verá, he estado en una tienda de regalos y no me pregunté cómo lo sé, pero alguien ha maniatado  a los propietarios y los ha encerrado en la trastienda. Tal vez debería mandar a la policía o algo para que no les pase nada malo. Le doy la dirección...
   -Nos ponemos en marcha, señor. ¿Le puedo preguntar su nombre?
   -El gran Malasombra nunca da su nombre en una llamada anónima, ¿es usted tonto o qué? ¡Vayan a la tienda!
   Al final el operador del 112 me ha enfadado.
   ¡Es que no se puede ser bueno! ¡Me vengaré!

   Santi Malasombra

5 comentarios:

  1. Me ha encantado, te superas con cada cosa que escribes. Gracias por concedernos una sonrisa. M.N.

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  2. Gracias a ti, María Nieves, estos comentarios me animan a seguir escribiendo.

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  3. El final... como que me lo venía oliendo.
    Su naturaleza y su fama le preceden, Milord.

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    Respuestas
    1. Todo ha sucedido tal y como lo había planeado :)

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    2. Todo ha sucedido tal y como lo había planeado :)

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