domingo, 13 de noviembre de 2016

Batallitas del abuelo.

   En un futuro más o menos lejano...

   Ya soy un abuelete cascarrabias y disfruto de una de los placeres de la vida: encender un fuego y contar batallitas a mis dos nietos.
   Pues sí, al final mi hija se casó y tuvo dos hijos: un niño al que llamaron Angustios y una niña a la que llamaron Manolo. Bueno, en realidad los nombres se los puse yo. Ellos querían ponerles nombres normales, pero me negué y como insistieron no me quedó otra que encerrarlos en una mazmorra. Una lástima lo de mi hija. Podría haber llegado muy lejos con mi ayuda y su maldad, pero se reformó y se casó con un buen hombre. Me dijo que el amor la había cambiado. ¿Entendéis ahora porqué odio el amor? ¡Destrozó a mi hija y la llenó de felicidad! ¡Increíble! ¡Qué asco!
   Mientras se consumen en la chimenea los últimos cuadros de Picasso que me quedan, los niños se sientan frente a mí y escuchan mis historias.
   -Abuelito, quiero jugar.
   -¡No, Angustios! Ya sabes que está prohibido. No encarcelé a tus padres y me quedé con tu custodia para que ahora tú te vayas por ahí.
   -¿Cuándo me dejarás verlos?
   -Si te callas y no haces más preguntas te dejaré tirarles un chusco de pan duro.
   Corría el año 2016 cuando decidí darle un poco de marcha al mundo. No sé, pero estaba en una época en la que me aburría. El caso es que moví todos los hilos a mi alcance y coloqué como presidente del "Mundo libre" a un buen amigo, Donald, al que cariñosamente llamaba pato. No le gustaba, pero me daba igual. Era un hombre sin moral y egocéntrico y eso me gustaba. También tenía sus defectos: era racista y misógino. Yo siempre se lo decía:
   -Pato, eso no está bien. Hay que odiar por igual a todos los humanos al margen de su sexo o raza.
   -Cuac, cuac, cuac...-Me decía él.
   El caso es que cuando llegó a la presidencia invitó al Patín y al que manda en China a una partida de cartas y les hizo trampa. Ellos se mosquearon y así fue como comenzó el fin del mundo. A mí me pareció bien, pero me di cuenta de que había cometido un error. Pues sí, yo también cometo errores, pero si lo decís por ahí os reviento. ¿Cómo podía dominar el mundo si éste se acababa? Afortunadamente pude reconducir la situación y el mundo siguió tal y como estaba: con sus injusticias, sus guerras, sus cosas, pero bueno...
   -Abuelito, el fuego se apaga.
   -Es verdad, Manolo. Anda, acércame esos Velazquez del rincón y los echaré al fuego.
   -Estos cuadros son bonitos, ¿porqué los quemas, abuelito? Hay mucha madera.
   -¿Bonitos? ¿Qué sabrás tú lo que es bonito? Bonito es un pez y esos cuadros son leña para el fuego.
   -A mí me gusta dibujar.
   -¿En serio, Manolo?
   -Sí, mira el dibujo que he hecho del amanecer.
   -Déjame verlo.
   Cogí el dibujo de mi nietecita Manolo y lo observé. Ya sé que estaréis pensando mal de mí y que aquella obra de mi nieta acabaría en el fuego...Evidentemente, si habéis pensado eso, habéis acertado.
   Comenzó a llorar, pero es bueno endurecerlos y que sepan que la maldad es la única opción decente en mi familia.
   Angustios se entristeció con las lágrimas de mi hermana y entonces fue cuando sufrí un ataque de humanidad:
   -¿Os gustaría volver con papá y mamá?
   -¡Sííííííííí!- contestaron a coro y con cara de felicidad.
   -Pues que así sea...

   Y ahí están...encarcelados los cuatro.

   Santi Malasombra

 

4 comentarios:

  1. Mira que eres malvado... Pobres nietos... XD

    Y bueno, mejor me callo con lo de tu amigo Donald, que me terminarías por lavar la boca con jabón. Si tú, el más malvado de los malvados, horrorizandote por lo que es capaz de salir de mi boca muaaajajajaja ^^

    Bueno, Sir evil, sigue así de "cruelator" ;) jejeje

    Feliz semana, Malasombra!

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    1. Muchísimas gracias y seguiré tus consejos: seré malvado y tal...

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  2. Podría decirle tantas cosas..., pero opto por callarme, le gustarían demasiado, serían halagos para usted.
    Qué despropósito, cuanta maldad... ¡Vaya, ya se me han escapado dos!
    Pues, ¡que le aprovechen!

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