miércoles, 28 de diciembre de 2016

Inocente, inocente...

   La gente no tiene sentido del humor. No aguanta las inocentes bromas que con tanto cariño gastamos algunos.
   Tengo un amigo que es un soso. Hace un par de años se me ocurrió gastarle una inocentada. Lo emborraché y me lo llevé a un club de alterne. Allí convencí a dos chicas para que se sacasen unas fotos abrazadas a él. No pasó nada más. Luego le mandé las fotos a su esposa y va el tío y al día siguiente me llama y me dice que si soy un "nosequé y nosecuántos".
   No le contesté porque las risas no me dejaban articular palabras. El muy desagradecido me ignoró cuando le ofrecí pasar unos días en mi casa después del divorcio. Eso no es amistad ni es nada.

   El año pasado intenté reconciliarme con él y nada mejor que otra bromita para romper el hielo. Tiene un pequeño negocio y se me ocurrió echar gasolina y prenderle fuego una hora antes de que él llegara. Cuando lo hizo, me acerqué, saqué un cigarrillo y le pregunté si tenía fuego. Su cara era un poema. Me preguntó si era cosa mía y, por supuesto, le dije que sí y que lo había hecho para que se le pasara el enfado por lo del divorcio. Intentó pegarme, pero fui más rápido y huí de allí.

   Yo no entiendo nada. ¿Qué clase de mundo vamos a dejar a nuestros hijos? ¿Un mundo sin risas ni alegría? ¿Un mundo donde sólo tiene cabida la seriedad? ¡Las bromas son divertidas! ¡Joer!

   Pero no pienso rendirme en mi lucha por recuperar su amistad. La broma de este año va a ser más elaborada. He contratado a unos cuantos actores para que se hagan pasar por policías y lo detengan. Luego lo llevarán a una sala donde habrá un falso juez que lo condenará a diez años de cárcel por posesión de un disco de Maná que, previamente, habré colocado en su coche. Afortunadamente, en mi castillo hay calabozos suficientes y allí va a estar a pan y agua hasta el 28 de diciembre del año que viene. Entonces entraré en la celda con una botella de cava y le diré que no va a cumplir los nueve años restantes porque es una broma. A ver cómo se lo toma.

   Esta vez he tomado precauciones y para hacerle la estancia más agradable estará acompañado de otro tipo que tengo encerrado desde hace ocho años. A este otro lo encarcelé porque me gastó la broma del muñequito de papel en la espalda. ¿Se puede tener peor gusto para gastar una broma? Pues ya veremos si lo libero algún día...creo que no.

   Pues nada, el próximo año os cuento si la inocentada ha resultado y, por fin, he recuperado su amistad. Sinceramente, espero que sí...

   Santi Malasombra

domingo, 18 de diciembre de 2016

No a la cultura

   -¿Qué pasa, Spielberg?
   -Hombre, Malasombra. Hacía tiempo que no me llamabas.
   -Es que estaba enfadado contigo por no hacerme caso.
   -Ya, pero es que tus ideas no me parecían buenas.
   -Bueno, no sé que tenía de malo sugerirte que se cargaran al ET ese o que el tiburón pudiera volar. ¿Has visto ahora los de sharknado? Esos sí que saben hacer cine y no como tú, que hoy cumples 70 años y eres un absoluto fracaso como cineasta.
   -He ganado muchos premios y un montón de pasta.
   -Bah, calderilla. Oye, que te dejo y celebra el cumpleaños o algo.
 
   Pues ya he cumplido. La verdad es que no quería ser duro con Spielberg. Le salva su papel como actor en "Blues Brothers", que hace de recaudador de impuestos al final de la película.
   Hoy he ido al cine y no lo he quemado porque me he quedado dormido. No entiendo porqué la gente ve cine, teatro, danza, conciertos...
    La cultura es algo que debería desaparecer para siempre. No aporta nada a nuestras vidas. ¿Hay algo mejor que dar un paseo por un parque mientras llueve y vas robando paraguas o salpicando a los demás?

   -Pues yo en día de lluvia me quedo leyendo junto a la ventana.
   -¿Y tú quién eres? ¿Leyendo? ¡Fuera de mi post! ¡Esqueroso! (Sí, esqueroso con "e".No es una errata. Es que lo escuché el otro día y me hizo gracia)

   -¡Leer! ¿Leer? ¿Para qué? Es que no saben que los libros se hacen con papel que proviene de los árboles. Sólo hay dos motivos aceptables para talar un árbol: usarlo como ariete y derribar una puerta o fabricar barriles de cerveza. La lectura debería estar prohibida. Todo el saber de la humanidad debería ser transmitido oralmente. ¿Os imagináis los líos que se armarían? ¡Si ya se distorsiona una historia sobre algo que pasó hace un día cuando lo cuentan varias personas! Ahora sabríamos que América la descubrió Atila y que Cristobal Colón compuso la novena sinfonía de Beethoven.

   -Ya, pero si la gente no leyese, nadie leería las chorradas que escribes.
   -¿Otra vez tú? ¿Es que alguien lee lo que escribo? ¿Ves como tengo razón?
   -Algunos lo leen, sí.
   -¿En serio? ¡No fastidies! ¿Es que no tiene nada mejor que hacer?

   ¡No leáis! ¡No leáis! ¡Haced algo productivo! ¡Fuera de aquí! ¡Salid a la calle y pegadle a los demás! ¡Pelea! ¡Pelea!

   Santi Malasombra

domingo, 11 de diciembre de 2016

La redacción

   Don Antonio, el profesor de lengua, lo dejó claro: aprovechad el fin de semana y escribid una redacción de un folio más o menos sobre el tema que queráis.
   Pues nada, aquel niño se dejó ir y le salieron como cuatro folios. Era una historia sobre unos pescadores rescatados en alta mar que habían sido atacados por una nave extraterrestre.
   El niño consultó a su abuelo porque le había quedado demasiado larga. No te preocupes y entrega lo que has escrito que el profesor no se enfadará, dijo la sabiduría de aquel anciano.
   Llegó el lunes y entregó la redacción. El profesor se quedó extrañado, pero no dijo nada. Al día siguiente le dijo que le había gustado mucho el derroche de imaginación y que el viernes debía salir a la pizarra y leerla delante de todos. Eso sí, le señaló unos cuantos fallos propios de un niño.
   El viernes llegó y leyó la historia delante de sus compañeros. Al terminar hubo aplausos de esos forzados por la situación. Aquel niño era tímido y no le había hecho gracia ofrecer sus mundos inventados para que toda una clase lo juzgara. Él era más de pasar desapercibido y no le gustaba el protagonismo. Entonces llegó la verdadera bomba: don Antonio le dijo que quería otra historia para el viernes siguiente y que la volvería a leer en público.
   El niño miró al profesor con cara de súplica esperando que captase que no quería, pero o no lo advirtió o quiso forzar a escribir a aquel niño. Más tarde le dijo que debía trabajar con la imaginación para llegar a ser escritor.
   Lo que el profesor no sabía es que aquel niño no quería ser escritor. Sólo escribía y se escapaba a esos mundos inventados huyendo de una tragedia real. Tragedia de la que todo el colegio, todo el pueblo era consciente. Aquel niño disciplinado cumplió el mandato de don Antonio y viernes tras viernes ofreció a sus compañeros historias de náufragos, piratas, batallas, exploradores, extraterrestres...y la historia de un niño que salvó a sus padres...Ésta historia fue la última porque no pudo terminarla. Rompió a llorar delante de todos y sus compañeros de clase quedaron en silencio. Una niña sentada en primera fila se levantó y lo abrazó. Había sido su amiga desde el inicio de las clases. Don Antonio sacó al niño de la clase y le pidió perdón por exponerlo de esa manera. Le explicó que pensaba que obligarlo a escribir le hacía bien, pero que entendía que lo mejor era seguir haciéndolo sin pasar por el trago de leer sus historias delante de todos. El niño no se sintió con fuerzas para seguir y destruyó todas las historias que ordenadamente tenía en un cuaderno.
   El fin de semana pasó y llegó el lunes. Todo siguió con normalidad en el colegio y nadie hizo referencia a lo ocurrido. Es como si no hubiese pasado.
   El curso terminó y llegó el verano y las vacaciones y la playa y todas las cosas propias de un niño de doce años.
   Estoy convencido de que aquel niño se arrepintió muchas veces de haber destruido aquellas historias y de haber tardado tantos años en volver a sentarse delante de una hoja en blanco. No importa qué, pero a escribir aquello que la imaginación o la experiencia le dictara.
   Lo sé muy bien. Aquel niño es el mismo que hoy escribe estas líneas...

   Santi Malasombra
 

domingo, 4 de diciembre de 2016

Resident Malasombra

   Paseo por la ciudad y ya no hay dudas de que la gente me mira mal y se acercan peligrosamente. No permitiré que me liquiden sin luchar. Empuño el arma y disparo. No hay ruido ni proyectil. ¿Qué pasa? ¡La angustia se apodera de mí! Lo vuelvo a intentar y nada. Observo el arma y creo que hay un problema: es un disco de "Revolver", no un arma. Vuelvo a buscar en el bolsillo y ahora sí que saco la magnífica "Magnun 44" que me regaló mi amigo Harry "El sucio". Antes de disparar me aseguro de que no es el helado. A estas alturas ya no confío en nadie. No, es el revolver de Harry.
   Seis potentes disparos y seis víctimas. Vuelvo a recargar y continúo defendiéndome de los muertos vivientes que ahora no me siguen. Huyen de mí, pero yo sé que es una retirada táctica y que tarde o temprano volverán sedientos de carne humana. Es lo que tienen los zombies. Ya les podría haber dado por comer bacalao o lechugas, pero no. En fin, supongo que entonces no tendría gracia.
   Los persigo sin piedad y acabo con decenas de ellos antes de volver a mi castillo y cerrar bien las puertas. Allí estaré a salvo. Tengo provisiones y armas para mucho tiempo y el foso con cocodrilos también ayuda.
   Pongo la tele para ver si informan sobre la epidemia zombie. Sale un señor con cara de presentador de televisión y dice que un loco ha disparado a decenas de ciudadanos indecentes...Bueno, no sé si serían decente o no. Quería escribir inocentes, pero es que soy demasiado orgulloso como para rectificar.
   A continuación se escuchan algunos testimonios:
   -Pues sí, el tipo ese me disparó a la cara. Menos mal que no me llegó a la ropa. La salsa de tomate es difícil de limpiar.
   ¡Salsa de tomate! ¿Qué está pasando aquí? ¡Jo! ¡Es verdad! ¡No me acordaba! ¡El Magnum de mi colega Harry es de broma!
   ¡Un momento! ¡No parecen zombies!
   ¡Uy, uy, uy! Me parece que ya sé lo que ha pasado: ayer vi un trozo de "Resident Evil" y me da que me he liado. No me culpéis que mi mente ya está bastante destrozada y a veces me pasan estas cosas. Bueno, al menos me queda la satisfacción de haber asustado a muchos humanos porque ellos no sabían que era de broma al recibir el disparo de salsa de tomate.
   No os imagináis el tremendo esfuerzo que he de hacer para mantenerme centrado. Sin ir más lejos, todo lo que he escrito en este post viene porque, verdaderamente, ayer vi un trozo de "Resident Evil" y yo sólo quería decir que Milla Jovovich está para perder la cabeza por ella. ¡No se puede ser más guapa! ¡Ea! ¡Dicho queda!

   Santi Malasombra