domingo, 26 de marzo de 2017

Rey Malasombra (5)

   Llegamos al apartamento asignado y los agentes nos dejaron allí. La señorita Felicia entró inmediatamente y yo me quedé en la puerta preguntando por los detalles de la ceremonia nupcial.
   -Agente Lentejo, ¿cuándo se celebrará la boda?
   -La próxima semana, Malvado Malasombra.
   -¿Puedo salir de aquí mientras tanto?
   -La verdad es que sí, pero deberá estar acompañado por uno de nosotros.
   -¿Me acompañará usted o la agente Guisanta?
   -Dependerá del día. Vamos alternando. Hoy me toca a mí, pero mañana le a tocará a mi compañera.
   -Entonces saldré mañana. ¿Les aviso dibujando la carita sonriente en la pared o hay otro método?
   -Eso solamente sirve para las celdas. Encontrará en el apartamento un móvil y podrá utilizarlo. Ya están introducidos nuestros números. La señorita Felicia le pondrá al corriente de cómo funciona.
   -Gracias, Agente Lentejo. Nos vemos mañana, agente Guisanta.
 
   La agente Guisanta ni siquiera respondió. Me miró contrariada. Ya me había dejado claro que no le gustaba mi presencia. Cerré la puerta y le eché una mirada al apartamento. No era muy grande, pero suficiente. Un salón, un aseo y un dormitorio. Evidentemente, la señorita Felicia ya estaba tumbada sobre la cama y completamente desnuda.
 
   -Malvado Malasombra, ¿de verdad no le gusto?
   -No, pero no se lo tome como algo personal. A mí no me gusta nadie. Yo dormiré en el salón.
   -Es que está prohibido. Debemos compartir lecho.
   -¿Aquí también? Esto no es una celda.
 
   La sonrisa nerviosa de la señorita Felicia delató que estaba mintiendo.

   -¡Jo! Malvado Malasombra, nadie ha sido capaz de resistirse a mis encantos, pero no es necesario que se acueste conmigo- Dijo avergonzada.
   -No se preocupe, señorita Felicia, si tiene paciencia suficiente tendrá a todos los hombres a sus pies y bajo sus órdenes. El agente Lentejo me dijo que hay un móvil por aquí y que me ensañaría cómo funciona.
   -Sí, está en el cajón de la mesita junto a unas cuantas pilas usadas.
   -¿Utilizáis pilas en este planeta?
   -La verdad es que no, pero todos los cajones del universo vienen con pilas usadas de serie.
   -Sí, en mi planeta es igual.
 
   Cogí el móvil y no era muy distinto a los que hay en la Tierra. Como me había dicho el agente Lentejo, su número y el de la agente Guisanta estaban en los contactos, pero no había más.

   -Basta con marcar el número y ya está. Por cierto, Malvado Malasombra, le escuché decir que mañana iba a salir. ¿Es casualidad que coincida con que le acompañará la agente Guisanta?
   -Señorita Felicia, ¿no estará celosa?
   -Un poco sí.
   -No se preocupe, que no estoy interesado en ella. Por cierto, hoy le tocaría al agente Lentejo. Se me ocurre que podría llamarle y salir con él. No conozco sus costumbres, pero tal vez podría pasar usted un rato agradable.
   -Sí, es lo que había pensado hacer.

   La señorita Felicia marcó el número y a los pocos minutos apareció el agente Lentejo y se marcharon sonriendo. Tuve la sensación de que los dos estaban pensando en lo mismo.
   Me asomé a la ventana y los vi alejarse cogidos de la mano. Todo estaba bien. Permanecí asomado un rato mientras pensaba en la estrategia para conquistar a la agente Guisanta. Cuando me cansé me acosté en el sofá y me quedé dormido.
   Era de madrugada cuando escuché un llanto y me desperté. Era la señorita Felicia que estaba arrodillada frente a mí.

   -¿Qué le pasa, señorita Felicia? ¿El agente la ha rechazado?
   -Claro que no, Malvado Malasombra, pero después de acostarme con él me confesó que no estaba tan claro que la boda se vaya a celebrar. Le han llegado rumores que dicen que el emperador Lechuguito está interesado en tenerle a usted preso de por vida para mostrarle como curiosidad en su circo.
   -¿Eso le ha contado? No parece muy discreto el agente.
   -No sé en la Tierra, pero aquí los hombres se vuelven tontos en los brazos de una mujer hermosa y te cuentan todo lo que quieras.
   -Sí, en mi planeta es igual, pero no se preocupe por mí. Soy mucho más poderoso y astuto de lo que aparento. Le agradezco que me lo haya contado.
   -¿Puedo dormir junto a usted? Le prometo que no intentaré nada. La verdad es que el agente lentejo es un buen amante.
   -Está bien, pero no olvide lo que me acaba de prometer.

   la señorita Felicia se acurrucó junto a mí y se quedó dormida. Yo permanecí despierto y la observé. No sentía ningún deseo, pero he de confesar que aquella dulce chica me había conmovido un poco. O estaba interpretando el papel de su vida o realmente sentía algo por mí. Debía pensar con claridad y lo mejor era dormir y esperar al día siguiente. Tal vez podría sacar más información de la agente Guisanta.

   Continuará...
 

4 comentarios:

  1. No, si mantener la tensión sí que sabe, oiga.
    Esperando... :-\

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  2. Juas!! Las pilas!! No falla... Abres un cajón y... Voilá!! Pilas usadas que al final sacan hasta ese polvillo blanco que lo cines con los dedos y puaaajjjj toxico! Toxico! XD

    Oye, señor Malasombra, que me parece que se está volviendo blando! Aissss las mujeres, que hacemos lo que queremos con los hombres... :P jeeeejejeje

    Pues nada, a esperar a ver si hay boda o no... (Mira que después de comprarme el vestido como no haya bodaaaaa XD )

    Hasta la próxima! Besinos

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  3. ya veremos si habrá boda...no devuelvas el vestido por si acaso...
    Gracias y eso...besos...

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