domingo, 30 de julio de 2017

Rey Malasombra (Último capítulo)

   Ya habían pasado tres meses desde mi regreso de Tornilloallen, el planeta en el que reiné por un día.
   Mientras torturaba a un señor en mi castillo por razones que no recordaba me picó el gusanillo de la curiosidad. ¿Qué habría sido de Carmen y de Florentino? Me limpié la sangre y llamé a un detective que trabajaba para mí para que averiguase su paradero. 
   No tardó en obtener la información que necesitaba. Carmen había cogido todo el dinero que yo le había regalado y regentaba una sala de fiestas. Casualmente, Florentino iba a ofrecer un concierto en los próximos días en aquella sala. Parece ser que se llevaban muy bien. Pensé en hacerles una visita sorpresa el día de la actuación de Florentino. 
   Acudí con varios de mis esbirros y enseguida y me acerqué a Carmen para darle una sorpresa. ¿se alegraría de verme? La verdad es que me daba igual.

   -Hola, Carmen, veo que te van bien las cosas -dije sonriendo.
   -¡Malasombra! ¿Tú por aquí? -preguntó sorprendida.
   -Pues sí, regresé a la Tierra y he pensado en visitar a los viejos amigos.
   -¿Qué pasó con tu reinado?
   -La verdad es que se acabó horas después de proclamarme rey. Los que dicen que es mejor caminar que llegar a la meta tienen razón. 
   -¿Y Guisi? ¿Qué pasó con ella?
   -La abandoné, pero no sé qué habrá pasado con ella. Sinceramente, no me importa. Esta noche actúa Florentino en tu sala, ¿ha llegado ya? Me gustaría saludarlo.
   -Sí, está en el camerino. Cuando volvimos nos hicimos amigos y le he ayudado a cumplir su sueño de ser pianista. Es un buen tipo.
   -No lo dudo, aunque me defraudó un poquito al abandonar su deseo de vengarse de mi con tanta rapidez.
   -Ya sabes, Malasombra, la gente tiende a pasar página y a dejar atrás los malos pensamientos.
   -Sí, por desgracia es así. 

   Me indicó con un gesto que la acompañara y llegamos a la puerta tras la que se encontraba Florentino. Nada más entrar comprobé en la mirada del pianista que no se alegraba precisamente de verme.
   
   -¿Qué haces aquí, Malasombra? 
   -No te preocupes Florentino, sólo he venido a ver tu actuación. 
   -¿Seguro? -preguntó con nerviosismo -todavía recuerdo lo que me hiciste.
   -Sí, fue divertido, pero no tienes nada que temer. Me portaré bien.
   -Bueno, me alegra escuchar eso. 
   -En fin, Flortentino, sólo quería saludar. Te dejo para que te concentres y disfrutaré del recital. Cuando termines podemos tomar una copa con Carmen y hablar de nuestras cosas. 
   -Sí, claro, no hay problema -contestó algo más tranquilo.
 
   Salí de allí y me senté a esperar el concierto. Mis esbirros ya habían tomado posiciones y pronto comenzaría el espectáculo. No tardó mucho el pianista en aparecer en escena y sentarse al piano. Fueron suficientes unos pocos acordes para que mi gente se levantase y empuñase las armas. Ordenaron al público asistente que permaneciese sentado mientras yo subía al escenario. Florentino me miraba horrorizado porque no era tonto y sabía perfectamente lo que iba a suceder. Carmen también apareció y fue la única que se atrevió a preguntar.
 
   -¿Qué está pasando, Malasombra?
   -Nada, Carmen, que voy a hacer la función más interesante y divertida. No te habrás creído que iba a soportar un recital de música sin hacer nada.
   -No, por favor -suplicó Florentino mientras mis hombres lo sujetaban y colocaban sus manos sobre las teclas.
   -No te preocupes -dije -ya te dije que no te haría nada y cumpliré mi palabra. esta vez será uno de mis hombres el que haga el trabajo.

   A mi señal, uno de los esbirros cerró la tapa del piano y Florentino comenzó a gritar de dolor. El atónito público contemplaba la escena y fue cuando me dirigí a ellos.

   -Ya ven ustedes, no sólo toca el piano. Además canta, aunque no muy bien. Tal vez debería haber ensayado un poco más la voz. El caso es que como no han pagado por escuchar ópera, al salir les darán todos sus objetos de valor a un par de señores que les esperan en la puerta. A no ser que quieran subir al escenario y acompañar al artista.

   Todos se marcharon rápidamente después de entregar sus pertenencias y ya solo quedaba el pianista, carmen y yo. Carmen me miraba preocupada, pero enseguida la tranquilicé.

   -No te preocupes, Carmen, no te voy a hacer nada. Lo único que mi gente les ha dicho a los asistentes mientras les robaban que tú eras la jefa y supongo que alguno irá a la policía. Además, el dinero que te llevaste pertenecía a un par de grupos criminales a los que estafé en su día y casualmente alguien les ha dicho que fuiste tú. Si yo fuera tú huiría y me escondería.
   -Eres un hijo de puta -me insultó Carmen.
   -No me vas a ablandar con elogios -contesté -tarde o temprano alguien te encontrará y creo que no deberías perder más tiempo.

   Carmen corrió hacia la salida y ya viviría siempre con la angustia del perseguido. La verdad es que le había mentido y nadie la buscaba, pero ella no podía saberlo. Miré a Florentino que seguía retorciéndose de dolor y me despedí de él con cortesía. Al fin y al cabo soy un caballero.

   -Señor pianista, ha sido un privilegio escucharle. Espero con impaciencia su próximo recital.

   Seguramente dijo algo parecido a un insulto, pero entre los gritos de dolor no lo entendí bien. Tampoco importaba mucho. Reuní a mis hombres y me marché de allí con la satisfacción del trabajo bien hecho. Estaba tan contento que renuncié a mi parte del botín y dejé que mis esbirros se lo repartiesen entre ellos.
   Era noche cerrada cuando llegué a mi castillo y me senté en el salón a disfrutar de una buena copa y a pensar en toda aquella historia. El final había sido gratificante. Seguramente Guisi habría disfrutado mucho porque era una maldita psicópata. Aquel pensamiento ensombreció mi alegría y no sabía porqué.
   Me levanté y al pasar frente a un espejo me miré como hago siempre porque soy bastante presumido y observé el reflejo de mis ojos. Estaban vacíos y nunca los había visto así. De pronto llegó uno de mis hombres.

   -¿Qué pasa? -pregunté.
   -Señor, hemos capturado a una persona que merodeaba por los alrededores.
   -Traedla inmediatamente -ordené.
 
   Nada más entrar mis ojos volvieron a llenarse de vida.

   -¡Guisi!
   -Malvado Malasombra, en el balcón del palacio de Lechuguito tú me besaste a mí. ¿Porqué?
   -Porque estoy enamorado de ti, Guisi.
 
   Ella sonrió...

   FIN

   
   
   

4 comentarios:

  1. En fin, un desenlace echo a medida, y no es que sea previsible sino que creo que es el único posible para no defraudar a sus fans.
    Enhorabuena Milord, ojalá hagan pronto la película; si ya van por la cuarta de Sharknado, no veo porqué no.
    Un saludo, me voy a clase de tocar el piano con los pies.

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    1. ¡Un respeto por Sharknado! Ya me gustaría, pero no estoy a la altura de tan magnífica saga.

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  2. O_o
    Pobre Florentino... Al final le has vuelto a hacer daño... Mira que como te envié a Divina a hacerte una visita... Jejeje
    Y el final, pero final final... Aiiiissss que se ha enamorado el señor malvado!! Esa Guisi, que es que hacen buena pareja (a cual más malo XD)
    Gracias por la historia Sir!! Me lo he pasado muy bien :) Besitos y a disfrutar del veranito!!!

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    1. ¿Quién es Divina? Si es mala me caerá bien...
      Gracias a ti por seguirla. Besos.

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