domingo, 9 de julio de 2017

Rey Malasombra (11)

   -¿Te arruiné la vida? Tendrás que ser más concreto. He arruinado muchas y no tengo tanta memoria -dije mientras apuntaba a Ludwig.
   -Fue el día de mi debut como pianista. Yo estaba muy ilusionado y mi familia y amigos estaban en el auditorio cuando llegaste tú con tus esbirros y secuestrasteis el lugar para romperme las manos. Años de duro trabajo y estudio tirados a la basura y todavía no sé porqué lo hiciste.
   -¡Hombre! Ahora lo recuerdo todo. ¿Eras tú? Las personas que inventaron aquello de que el mundo es un pañuelo se quedaron cortos. ¡Nos hemos encontrado en otro planeta! ¿No es maravilloso?
   -¿Maravilloso, maldito Malasombra? ¿Porqué lo hiciste? ¿Qué te hice yo?
   -Escucha, Ludwig, no fue nada personal. Yo había visto Pretty Woman ese día y hay una escena en la que el Richard toca el piano y la Julia se sienta junto a él, pero en otro momento de la película él le pilla la mano con la tapa de un estuche que contenía un collar. Lo hizo de broma, pero yo me indigné muchísimo. ¿Dónde estaba la gracia? Lo decente habría sido decirle a la Julia que tocase el piano y luego cerrar la tapa de golpe. ¡Eso sí habría sido divertido!
   -No entiendo nada, Malasombra.
   -Ten paciencia, que la cosa no acabó ahí. Resulta que para relajarme salí a la calle a pegarle a la gente con la que me cruzaba hasta que llegué a un auditorio donde se anunciaba el debut de un pianista. Llamé a mi gente para tomar el recinto y tú estabas sentado al piano. Lógicamente te pusieron las manos sobre el teclado y yo cerré la tapa con fuerza. Lo único que quería era demostrar que era más divertido que la maldita escena del collar y así fue. Me reí muchísimo. ¿A tí no te pareció gracioso?
   -¿Eres tonto o qué? ¿Cómo me va a parecer gracioso que me rompieses los diez dedos de las manos?
   -¿Los diez? ¡Qué bien! A eso le llamo yo eficiencia. Por cierto, creo que no te he reconocido porque tu cara de dolor no era la misma que tienes ahora. Deberías haberte visto. Gritabas como si te hubiese hecho daño.
   -Necesité 20 operaciones y tres años de rehabilitación para volver a sentarme al piano. Cuando lo hice me di cuenta de que había desarrollado pánico escénico por el miedo a que se cerrase la tapa.
   -Hombre, Ludwig, yo no entiendo mucho de esas basuras que los músicos llamáis instrumentos, pero habría sido sencillo quitar la tapa para las actuaciones.
   -¿Crees que no lo pensé, asqueroso? Pero la fobia fue más allá de lo racional y acabaste con mi carrera de pianista para siempre. ¿Mereció la pena por reírte un rato?
   -¿Es una pregunta retórica? ¡Claro que sí! ¿Qué es una vida ajena a cambio de unos segundos de mi risa? ¡Absolutamente nada! Pero no vivamos de nimiedades del pasado y volvamos al presente. ¿Qué pretendes hacer?
   -¡Te voy a matar, Malasombra! -amenazó acercándose a mí.
   -¿En serio? -pregunté mientras le disparaba y lo dejaba paralizado.

   La verdad es que estaba decepcionado porque me esperaba un poco más de resistencia, pero un hombre dispuesto a vengarse no podía caerme mal. Lo até a una silla y ya pensaría algo para compensar su breve e inocente intento de agresión.

   -No me has dicho como te llamas, pero supongo que si has intercalado Florentino entre Ludwig y Bach te llamarás Florentino.
   -Así es -contestó.
   -Bueno, has escuchado lo que les dije a los tres concejales. A ti te ofrezco lo mismo, pero con un matiz importante. Puedes volver a la Tierra o puedes quedarte aquí con una misión muy concreta: derrocarme. Sí, ya sé que suena extraño, pero es que no estoy encontrando ninguna resistencia y me gustaría que mi golpe de estado tuviese un poquito de chispa. Si decides quedarte te dejaré libre y podrás conspirar junto a unos cuantos tornilloallenses que elegiré al azar. Así tendrás la esperanza de vengarte de mi, aunque sigo creyendo que tus motivos son insignificantes.
   -Malasombra, llevo tanto tiempo obsesionado contigo que había olvidado lo que dejé atrás en la Tierra. Me parece que quiero volver si de verdad me vas a dar esa opción.
   -¿Estás seguro?
   -Definitivamente sí.
   -Es una pena, Florentino, pero espero que pases página y retomes tu carrera como pianista.
   -¿Lo dices de verdad, Malasombra? No esperaba este gesto de humanidad.
   -Bueno, ya te dije que no fue nada personal, pero confieso que tu ingenuo intento de venganza me ha conmovido. Me ha traído recuerdos de la infancia como cuando con cuatro años intenté mi primer delito en la guardería.
   -¿Le robabas a los otros niños?
   -Por supuesto que sí, pero esa era la rutina diaria. Yo hablo de delitos de verdad.  Seguí a la profesora y a su novio hasta un parque y los fotografié mientras se besaban. Luego le pedí dinero a cambio de no colgar las fotos por toda la ciudad. La profesora se rió mucho y no accedió porque una pareja dándose un beso no era nada escandaloso. Con el paso de los años yo también me río de aquel pobre intento de chantaje, pero los niños no venimos al mundo con un manual de delincuencia debajo del brazo. Se aprende practicando. Como tú habrás aprendido a tocar el piano.
   -Sí, Malasombra, y creo que ahora tendré que aprender a dejar atrás el rencor y retomar mi vida.
   -Florentino, es una buena decisión. No me malinterpretes, ni se me pasa por la cabeza disculparme porque no siento el más mínimo remordimiento por lo que te hice, pero es hora de pasar página. Eso sí, permanecerás atado hasta que llegue el momento. ¿Sabes donde está la puerta estelar o alguna pista sobre ella?
   -Hay rumores de que está en este palacio, pero no lo puedo asegurar.
   -Si está aquí la encontraremos.
   -Ya por simple curiosidad, ¿te castigó aquella profesora de la guardería?
   -Sí, me puso todo el día de cara a la pared con el Quijote en una mano y la Regenta en la otra. Por cierto, fueron los dos libros que le regalé cuando fui a la cárcel a visitarla.
   -¿Acabo en la cárcel? ¿Qué hizo?
   -¡Reírse de mí! ¿Te parece poco? Esto sucedió cuando tenía cuatro años, pero cuando cumplí los cinco reuní dinero suficiente para comprar cocaína, la puse en su bolso y llamé a la policía. Todos los niños lloraban cuando se la llevaron esposada...todos menos yo.

   Continuará...

   Santi Malasombra
 

1 comentario:

  1. O_o Eres malvado malvado!! Madre mía... Pobre Florentino!! Le rompiste los diez dedos y encima ni te acordabas de su cara. Muy mal. Muy muy mal... Pero eres un genio, que se le va a hacer. A quien sino se le.iba a ocurrir hacerle esa jugarreta a la profe? XD
    Y hay otro más!!! Jiiiiijijijiji allá que me voy :P

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