domingo, 13 de abril de 2014

La señora Farola.



  Bienvenidos a este programa de testimonios en el que os ofreceré estremecedoras historias que os harán reflexionar sobre el mundo en el que vivimos.
   Hoy nos acompaña la señora Farola.
   -Señora Farola, puede sentarse si lo desea.
   -La verdad es que no puedo, señor Malasombra. Me quedaré de pie.
   -Pues me parece una falta de respeto porque...¡Un momento! Me indican por línea interna que las farolas no pueden sentarse. Está bien, permanezca de pie. Me disculparía, pero no me da la gana. Bueno, pues empiece a contar su historia.
   -Verá usted, mi vida es muy triste y todos los días he de aguantar humillaciones de todo tipo. Apenas amanece y ya me atacan vilmente unos bichos de cuatro patas orinándose sobre mis pies. Yo no les hago nada y no entiendo porqué lo hacen. Y encima, al hacerlo, levantan una de las patas como si me hiciesen una peineta. Va transcurriendo el día y rezo porque algún vehículo no me atropelle. ¿Por qué la tienen tomada conmigo? Yo estoy parada en mi sitio y no me meto con nadie.
   -Señora Farola, he de decirle que los árboles sufren lo mismo que usted y no van por ahí quejándose. De hecho, tenemos entre el público a un roble que trabajó en el Señor de los Anillos. ¡Que alguien le acerque un micrófono al señor Roble!
   -Soy el señor Roble y antes de dar mi testimonio he de parlamentar con mis compañeros.
   -¡Y una mierda! Con lo cansinos que os ponéis...¡Que pase el leñador y que tale!

   El leñador lo intentó, pero los árboles nos declararon la guerra y arrasaron el estudio. Hubo muchos daños materiales, pero unos meses más tardes logré recomponerlo y aquí seguimos.

   -Hola de nuevo, señora Farola. Después de esta breve interrupción continuamos con su historia.
   -Gracias, señor Malasombra. Lo peor de nuestra existencia es cuando llega la noche. Los borrachos se aferran a nosotras en contra de nuestra voluntad. Se apoyan en nosotras y vomitan. Es muy desagradable.
Después tenemos que contar con los gamberros que nos lanzan piedras para rompernos la cabeza. ¡Cuánta maldad!
   -Por alusiones, señora Farola. He de decirle que romper farolas es una tierna y bonita costumbre entre los niños. Costumbre que debería permanecer cuando somos adultos. Yo todavía lo hago de vez en cuando y me siento orgulloso de ello.
   -Señor Malasombra, me defrauda usted.
   -Señora Farola, me da igual. Siga con su historia o mando que me traigan una piedra.
   -Está bien, señor Malasombra. Otro inconveniente de nuestra existencia es que cuando nos encienden atraemos cientos de insectos que están toda la noche revoloteando a nuestro alrededor. ¿Qué están buscando? ¡Si somos de especies diferentes! Una vez me dijo un insecto que les atraíamos, pero no quiso explicarme porqué. Iluminamos la noche y a cambio nos privan de momentos mágicos ¿acaso no es bonito un primer beso entre adolescentes? Se alejan de nosotras y buscan rincones oscuros. Nuestra vida es muy triste y sin alicientes.
   -Señora Farola, si me lo permite, he de decirle que sí tiene cosas buenas ser farola. Cuando llueve siempre hay algún bendito loco que se agarra a su cintura y emula a Gene Kelly bailando. ¿Me va a decir que eso no es bonito? Además, con la lluvia se alejan los insectos, los borrachos permanecen en los bares o en los portales y, cuando sale el sol, están ustedes limpias y relucientes. Tienen a su vecina, la señora Acera, resbaladiza y pueden reírse viendo los resbalones de los señores humanos. Las nuevas tecnologías hace que esos mismos humanos caminen por las calles despistados y pendientes únicamente de sus móviles, haciendo posible uno de los momentos más divertidos de la humanidad: un tipo que se rompe la nariz chocando contra una farola. Sinceramente, creo que usted ha exagerado su testimonio y no es más que una maldita quejica.
   -Disculpe, señor Malasombra, pero no estoy de acuerdo con usted. Como no es una farola no puede entenderme.
   -Pero me pongo en su lugar, señora Farola. La vida es así. Cosas buenas y cosas malas. No existe la perfección. Por cierto, ¿cobran ustedes derechos de autor por sus diseños?
   -¿De qué diseños me habla, señor Malasombra?
   -De los trajes de Farolaes, señora Farola.
   -¡No tiene gracia!
   -¿No?
   -¡No!
   -¡Venganza!


No hay comentarios:

Publicar un comentario