martes, 9 de agosto de 2011

Malasombra y su hija, de nuevo.

       Me levanté aquella mañana un poco aburrido y con ganas de hacer algo diferente. Después de un buen desayuno a base de ortigas crudas, llamé a mi hija para pasar unas horas con ella. Hacía un par de meses que no la veía, a pesar de que vivíamos en el mismo castillo. Algunos pensaréis que soy mal padre, pero no es así. Tengo que evitar darle cariño para que crezca con instintos malignos y pueda convertirse en una chica malvada y despiadada. Así podría estar orgulloso de ella.
       Se presentó ante mí y dijo.
       -¿Qué tripa se te ha roto? ¿porqué quieres verme?
       -Hija mía, estoy un poco aburrido y quiero pasar un rato contigo. Vamos a dar un paseo.
       -No me apetece nada -contestó- pero como tú pagas las facturas te seguiré.
       -Buena chica, quiero decir...mala chica. Así me gusta.
       Nos acercamos a un parque y nos sentamos en un banco. Pero al cabo de cinco minutos de no ver nada interesante, nos miramos y me pidió permiso para gastar una broma.
       Ordenó a uno de nuestros criados que le proporcionase unas cuantas chinchetas y pegamento instantáneo. Las colocó en bancos vacios y al cabo de un rato nos echamos unas risas viendo a las personas que se pinchaban y que no podían levantarse. ¡Por fin nos estábamos divirtiendo!
       -Hija, la bromita no es nueva, pero siempre es divertida. Podemos volver a casa y tú puedes continuar con lo que estabas haciendo.
       -Muy bien padre, estaba haciendo un puzzle a tamaño real de un bicho legendario. Tal vez necesite un avión de carga, muchas palas y 50 ó 60 empleados.
       -Daré las órdenes oportunas para que dispongas de lo que necesites.
       De vuelta en el castillo mi hija se dirigió a sus aposentos en uno de los taxis que teníamos dispuestos en los pasillos. Yo me quedé en la galería de tiro. Unos artistas habían recreado con cera a un grupo de tunos y me apetecía ametrallarlos. El día transcurrió dentro de la normalidad, pero cuando llegó la noche me surgió una pregunta: ¿Para qué querría mi hija el avión, las palas y tantos empleados?
      

Un monstruo marino legendario paraliza un proyecto ferroviario multimillonario

Según informan medios locales, el proyecto, valorado en 2.600 millones de dólares neozelandeses (unos 1.560 millones de euros), está detenido después de que un grupo de presión indígena protestara por la destrucción del “hábitat natural” de Horotiu, un ser que pertenece a la familia de taniwhas, seres legendarios que viven en el fondo de los ríos, en las cuevas y en el fondo del mar.

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