Me quedaban...espera. Tenía 10.000 menos 1.000, a ver que saque la calculadora...dice que 9.000. No estoy muy convencido, pero la calculadora es de las buenas, supongo que el dato será correcto. De pronto me llegó una sensación que provenía del lado oscuro y que me aconsejaba acudir a un parque de atracciones. Me resultaba extraño, pero parecía que el consejo procedía de mi maestro, Lord Vader.
Después de ver este video, no lo dudé y hacia allí me dirigí en uno de mis globos aerostáticos. La verdad es que fue divertido y a mí no me gusta lo divertido. En conclusión, lo pasé bastante mal. Lord Vader me aseguró que estaba allí para boicotear las atracciones y bueno, siendo así, podía entender su presencia.
Lo único que me animó un poco fue participar en una tómbola que había instalada a la entrada del parque. Participé para desprenderme de los 9.000$ que me quedaban. El señor me miraba alucinado y me dijo que podía elegir lo que quisiera. Yo le dije que me diese un peluche grande para regalar a mi hija Leía.
Ya no me quedaba dinero y no tenía sentido permanecer allí. Monté en mi globo y puse rumbo a mi castillo para preparar nuevas aventuras. Por el camino recordé que a mi niña no le gustaban este tipo de regalos. El último que me pidió fue una cobra real para asustar a sus amiguitas. Un peluche le iba a resultar bastante aburrido. Por tanto a la altura del Reino Unido lo deje caer desde la cesta del globo en el que viajaba. Sin duda, era lo más acertado. Ya pensaría en algo para compensarla.
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